Un integrante muy querido y esperado se sumó al equipo de los bomberos de La Matanza. Se trata de Odín, un pastor belga malinois que ya comenzó con los entrenamientos para la búsqueda y rescate de personas vivas, que necesiten auxilio en situaciones de emergencia. Odín, un cachorro de 60 días, fue un regalo que recibieron los voluntarios y la persona que se los dio pensó en ellos porque se tata -según explican- de una raza ideal para el tipo de trabajo que llevan adelante cuando hay catástrofes y la urgencia es ubicar y asistir a los sobrevivientes.
“Lo aceptamos porque es una raza fuerte, el tipo de perro que necesitamos ya que tiene mucha energía y resistencia en comparación a la media que hay entre las distintas razas“, explica Sergio Ortielli, suboficial ayudante principal que está a cargo del entrenamiento del nuevo “efectivo” del cuerpo. Ortielli también explica que es necesario que los perros que están destinados a la búsqueda y el rescate, tengan un carácter bueno, ya que no se puede trabajar con uno que pueda ser agresivo en determinado momento. Es decir: no se necesita un perro guardián.
Que el animal sea obediente y ágil es dos de los requisitos centrales, debido a que el objetivo es que el perro sea capaz de enfrentarse a cualquier dificultad para llegar a una persona herida. Por ejemplo, alguien que quedó atrapado bajo los escombros a causa de un derrumbe .
Ahora, lo más importante es llevar a cabo un buen proceso de entrenamiento, que durará entre 6 y 8 meses. El el tiempo necesario para que el animal internalice la tarea que va a tener que llevar a cabo, asegura el instructor. El entrenamiento comienza con un juguete, que es el elemento que identificará el perro. Al principio el entrenador no se lo da, y recién cuando el perro se entusiasma con la posibilidad de conseguirlo, lo recibe como una forma de “recompensa”.
Una vez que Odín tenga asociado ese juguete a la diversión y el reconocimiento, el paso siguiente será que el entrenador se esconda a la vista y con el chiche en su poder. La idea es que el perro pueda visualizar donde se escondió para saber donde buscarlo. Cuando llegue hasta su adiestrador, recibirá el juguete como felicitación.
A la tercera etapa se le agrega un nivel de dificultad. Ortelli esconde el objeto nuevamente, pero esta vez lo tapará con diferentes cosas cada vez, para dificultarle el camino al perro. El objetivo es que el animal entrene el olfato para localizarlo, tal como lo haría con una persona. Odin vive en el cuartel, ya que su entrenador no puede tenerlo en su casa. Esta situación tiene un aspecto perjudicial en su preparación, pero también otro que resulta beneficioso.
Por un lado, en un principio al menos conviene que tenga un vinculo más o menos exclusivo con con su guía. “La dificultad llega cuando cada integrante que entra al cuartel juega con él, eso hace que cuando llega el entrenador, el perro ya esté cansado para empezar los ejercicios“, cuenta Ortielli.
Pero por otro lado, que el cachorro esté en contacto con gente desde tan pequeño trae beneficios, ya que trabaja la sociabilización, y cuando llegue la hora de una emergencia, estará mas relajado. Si por el contrario, permanece encerrado y sin ver a nadie, cuando se lo deja suelto está estresado y no se logra concentrar en el entrenamiento.
En cualquier caso, además, el vinculo más estrecho del perro será el que desarrolle con su entrenador; la persona que crea un espacio de confianza, lo cual le permitirá actuar ante situaciones de emergencia, porque el perro se apoyará en su guía y será más eficiente con sus órdenes.
“Tener un perro es fundamental; si no estuviesen en el equipo mucho del trabajo no sería posible“, asegura Ortielli. Son importantes porque sus instintos resultan esenciales al momento de encontrar gente en derrumbes o que se pierde en un espacio abierto como un bosque, por citar dos de los usos más habituales. Recién después de muchos años de entrenamiento y de rastrear personas con vida, empiezan a estar preparados también para buscar restos humanos.
Odin no es el único perro que tienen los bomberos de La Matanza, que en sus filas también cuentan a Eros, un labrador de 5 años que ya participó en varias búsquedas junto a la brigada K9. Uno de esos operativos fue la búsqueda de Santiago Maldonado, el joven que en agosto de 2017 desapareció en Chubut durante un operativo de Gendarmería en un corte de ruta mapuche, y luego de más de dos meses, fue hallado sin vida en el lecho de un río.
FUENTE: CLARÍN