No hay edad para cumplir sueños y Paulina lo demuestra con su historia.
La primera edición de Los Bolillos Invernal Race llegó a Varvaco, Neuquén. La competencia tuvo como protagonista a la atleta Paulina Serdiuk, quien con 72 años se animó a afrontar este desafío, pero no estuvo sola: estuvo acompañada por sus hijos, Fernando y Paola Videla. “Me animé a correr primero porque tengo mucha confianza y fe en mí, sé que puedo; y después porque tengo un respaldo enorme detrás”, expresó Paulina haciendo referencia al apoyo que tiene de su familia.
Paulina nació en Misiones y afirma ser neuquina por adopción, con sus 72 años volvió al norte de Neuquén a correr junto a sus hijos Fernando y Paola. “El norte neuquino es un baúl lleno de recuerdos inolvidables y de vivencias increíbles para todos nosotros”, expresó con gran orgullo.
Correr en familia
“Yo venía corriendo y venía en la mía por así decirlo, como mirando las bellezas del lugar y cuando levanto la cabeza la tenía al frente a mi mamá, sentí mucha alegría. Imagínate que te acompañen a hacer lo que a uno le gusta, no se puede describir. Es emoción, admiración, es todo. Te dan ganas de cuidarla también, porque uno sabe que las carreras a veces tienen momentos difíciles, entonces era estar con ella”, relató Fernando sobre el momento en que se encontró con su madre en plena carrera.
Luego, el joven comentó que “hace muy poco comencé a correr para estar conectado con la naturaleza, con el campo, los olores, la libertad, los animales y todo lo que viví desde chiquito. Después se fue sumando mi hermana Paola, y mis papás siempre acompañándonos. Va por ese lado la motivación de participar en estos eventos. El compartir el finde en familia, el viaje, estar ahí, conocer lugares. Va por ahí más que nada la participación en las carreras si tanto ánimo de competir”.
Su emoción
“Mi emoción también fue grande cuando se nos sumó mi hija Paola y cuando llegamos a la meta para ver a mi esposo y a Walter esperándonos bajo la lluvia y la nieve”, comentó la protagonista de esta nota, y agregó: “Fue una experiencia inolvidable con una familia hermosa. Qué más puedo pedirle a la vida. Lloré mucho, pero porque estaba feliz. También se llora de felicidad”.
La carrera quedó para el recuerdo en las postales, y Paola comentó como la vivió ella: “Empecé la carrera pensando cómo no me había cambiado a los 6 km para acompañarla a mi mamá en el circuito porque el día no era el mejor”, expresó la joven.
En cuanto a la carrera, “el primer tramo tenía mucho barro y estaba muy resbaladizo. Así que hice la carrera apurada y ansiosa porque, por un lado, quería llegar antes que ella para no perderme la alegría y la emoción de verla llegar y verlo a mi papá esperándola para el abrazo final. Pero pensaba también mientras corría que ella conocía mejor que nosotros esos terrenos y que como dice mi hermano Fernando: la Paulina es ‘terrible’ y que iba a llegar como sea”, contó Paola con emoción.
Cuando se encontraron los tres, Paola afirmó que sintió una “felicidad total porque íbamos a llegar juntos, porque estábamos juntos disfrutando de lo que nos gusta: era la carrera perfecta, paisaje perfecto, clima perfecto para trail y con gente que uno ama y no importaba si cuando llegábamos ya se habían ido todos. Nosotros íbamos a cruzar el arco juntos”. Y así fue, cumplieron el gran sueño de llegar los tres a la par al final de la carrera.
FUENTE: VIA PAIS