El “me-da-paja” adolescente en tiempos de pandemia

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Por Lic. Patricia Kazez, psicoanalista

Los adolescentes tienen un lenguaje común que les da identidad como grupo, son códigos propios que enmarcan y señalan quien pertenece y quien debe quedar por fuera.

Ahre, bardear, flashear, bro, milipili, tincho, manija, gede, yaqui, picante, estallado, épico, premium, me da paja/alta paja, forman parte entre tantos otros términos, del idioma adolescente.

En esta oportunidad me propuse profundizar en uno de ellos, el “me-da-paja”, deteniendome no sólo en el significado, sino más precisamente en qué están diciendo con esto que dicen, siendo importante para pensarlo adentrarnos en el tema y reflexionar acerca de quiénes lo dicen y el contexto en el que han crecido y se desarrollan. 

Los adolescentes de hoy, son una generación que nació con internet, cuando esta tecnología ya estaba instalada y ampliamente desarrollada. El estar todo el tiempo conectados es lo habitual para ellos, se mueven en las redes sociales como peces en el agua. Pendientes de mostrar su mejor versión buscan la aceptación del otro y buscan hacer sólo lo que les gusta.

Son hijos de una generación de padres en la que primó el deber ser.  Son padres a los que le cuesta decir que no, que quieren dar ilimitadamente, con dificultad para tolerar alguna falta propia y en el otro. Padres que quisieron educar con más libertad que la generación anterior que ellos integran, que quieren evitarles a sus hijos algún sufrimiento.

Volviendo a los adolescentes, están acostumbrados a la satisfacción inmediata, les cuesta en muchos casos la espera, el esforzarse en pos de un objetivo a largo plazo, como lo han hecho las generaciones de sus padres y abuelos. Viven el presente, para ellos el tiempo es hoy. El futuro les provoca incertidumbre y muchas veces ansiedad. 

Son inquietos, se animan a explorar porque todo vale, ellos no se conforman, persiguen, tienen el ideal de una posible satisfacción completa e ilimitada, quieren elegir, son menos apegados, cambian de carrera o de trabajo, viajan, son buscadores.

Es un tiempo bisagra, en el que se juega la no fácil tarea, de lidiar entre permanecer en la inercia y la búsqueda de subjetivación.

Entonces ¿qué nos dice el ´me-da-paja´ de los adolescentes?

El ´me-da-paja´ es equivalente al aburrimiento en los niños. Están llenos, falta la falta, esta falta que es condición indispensable para dar lugar al deseo

Obturado este, taponados por la infinidad de ofertas caen en la trampa de ir en la búsqueda de un goce completo, se obnubilan por la imagen de una felicidad perfecta que las redes se ocupan de alentar y ellos mismos alimentan, lo que impide dar lugar al deseo.

Desde chicos se los llenó de actividades, las redes ocupan varias horas de sus días, no suelen tener tiempo libre y si lo hay siempre están disponibles las redes para que no quede espacio para algún hueco de nada que los ponga frente a ellos mismos, a la posibilidad de angustiarse, de la falta, necesaria y propiciadora del deseo.

Es en estos tiempos constitutivos de la adolescencia que este ´me-da-paja´ le pone un coto al otro, a sus expectativas implícitas y sus demandas explicitas y propicia un intervalo en el que la respuesta que da el joven no se ajusta exactamente a esa demanda, dejando de esta forma un agujero posibilitador, como quien hace silencio y deja un vacío, dando lugar a la “nada” y con ello a la posibilidad de que algo falte, operación necesaria para que algo propio de cada sujeto emerja.

Es fundamental para ellos el grupo de pares, con el lenguaje y códigos comunes. Transitan esta etapa y sienten que solo ellos los pueden comprender porque les está pasando lo mismo. 

La realidad del aislamiento por la pandemia los ha atravesado no sin efectos, porque ante esta necesidad de un espacio propio, de despegarse de lo intrafamiliar para dar paso a la exogamia, se presenta este real que les dice “quédate en casa”, que dificulta el tránsito hacia nuevos tiempos importantes en su constitución subjetiva.

El me da paja nos habla de la dificultad y a la vez necesidad de encontrarse con el verdadero deseo, eso que les da paja dice por acá no es y es menester, a veces, intervalos, hacer silencio para encontrar lo que los motiva, lo que verdaderamente tiene que ver con su ser.

Nosotros los adultos, debemos poder leer que el ´me-da-paja´ con los comportamientos asociados que lo acompañan, como el desorden, aislamiento, indiferencia, subestimación de situaciones, no es una moda y es mucho más que una cultura comunicacional de una generación o franja etaria. Se trata de expresiones que revelan necesidades muy profundas a las cuales no debemos ser indiferentes, por contrario es un llamado a nuestra atención más sensible. 

Ellos nos están diciendo algo ¿Estaremos a la altura de poder escucharlo?

Por Lic. Patricia Kazez
Psicoanalista y Coach Ontológico
Patriciakazez@gmail.com

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