Esmeralda Guadalupe López Martínez tiene 17 años y vive en la localidad de Chapulhuacanito (San Luis Potosí, México). Se crió en una familia humilde y sabe que para poder cumplir sus sueños no tendrá un camino sencillo. En su casa no sobra el dinero y los lujos pasan por poder tener un plato en la mesa cada día. Pero ella tiene un plan para poder salir de esto.
Sí, su realidad es mucho más compleja que la de muchos jóvenes de su edad. Ella tiene que preocuparse por otras cosas antes de pensar en ropa, viajes o paseos, pero no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados. Hace un tiempo ideó una estrategia, un camino por el cual, con mucho esfuerzo, lograría salir adelante y ayudar a que su familia viva de otra manera.
“Desde muy chiquitita ella, ha sido muy estudiosa, muy responsable con su educación y ella anhela ser doctora”, le contó la mamá de Esmeralda a Milenio. Con la esperanza de algún día poder estudiar medicina, la niña se decidió a guardar una parte del dinero que recibe con la beca “Benito Juárez” (dirigidas a la población que se encuentre en situación de pobreza o bajo condiciones de vulnerabilidad).
Mientras ahorraba pensaba en qué proyecto podría ser el ideal para invertir su dinero. “Yo le decía a mi mamá quiero vender algo y siempre nos quedábamos pensando”, contó la joven al medio mexicano. Hasta que un día decidió dejar de esperar y se lanzó a la acción. Puso una tienda de raspados y salió a pelear.
El primer paso fue vender de manera “ambulante” por las zonas más concurridas de la ciudad: “Tomamos la decisión y me fui a vender al centro de Chapulhuacanito”. Luego con una base de efectivo se puso su propio puesto: “Hace como tres meses inicié con esto. De esas ganancias y con lo ahorrado de mi beca, implementé este negocio que ahora tengo y gracias a dios me ha ido muy bien”.
En la familia el ingreso que ganan sus padres no alcanza para cubrir todos los gastos y su soñada carrera de medicina es bastante costosa y le demandará tiempo, así que ahora apuesta a hacer crecer su proyecto una vez que termina su horario escolar.
“Quiso emprender un negocio de raspados y pues uno como padre tiene que impulsarlos también para que ellos cumplan sus sueños“, aseguró la mamá de Esmeralda, que trata de estar ahí para acompañarla cada día.
En total fueron unas cinco becas (aproximadamente 17 mil pesos) que la adolescente ahorró para lograr poner su negocio. Está ubicado sobre la carretera federal Tamazunchale – Huejutla y ella trabaja sin descanso de 12 a 19, de lunes a domingo. No hay días de descanso, el objetivo está muy claro y ella no piensa en ceder ni un centímetro de su esfuerzo.
“El dinero que nos dan puede dar muchos frutos”, dijo la joven respecto a las becas que en muchos casos resultan insuficientes. “Lo podemos usar para muchas cosas, es poquito el dinero que te dan, pero se lo puede utilizar para tener más dinero y no tan solo gastarlo en cosas materiales. Se puede tener otras cosas que en verdad te pueden llevar a algo más”. Sin dejar de estudiar, ahora la joven tiene su propio ingreso y colabora con la familia mientras su sueño de ser médica se vuelve cada día más real.
FUENTE: CLARÍN