Moncho Peréz, el deportista mendocino que superó un coma tras una paliza y ahora puede salir campeón

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El arquero de handball de la Municipalidad de Maipú fue atacado brutalmente en la salida de un boliche en septiembre pasado. Por las heridas los médicos dijeron que no podría jugar más. Pero siguió entrenando y en unos días juega la final del torneo local.

Moisés Agustín Pérez Silva, el arquero de handball de la Municipalidad de Maipú que sobrevivió a un ataque brutal a la salida de una fiesta en Chacras de Coria en septiembre del año pasado, sorprendió a todos yendo contra los pronósticos médicos de no poder volver a jugar.

Tras aquella paliza, no sólo logró recuperarse absolutamente sino que volvió al arco y está a un partido del título de la Liga de Honor.

 ‘Moncho’ -como lo conocen en el mundo del handball- estuvo internado en terapia intensiva de la Clínica de Cuyo tras la agresión. Perdió la visión de un ojo, tuvo que ser intervenido para reconstruirle la cara y el cráneo por las múltiples fracturas sufridas y debió pasar por un tratamiento psicológico. Y pese a todo, volvió a los entrenamientos con la esperanza de recuperar su vida.

En menos de un año, ya estaba bajo los tres palos no sólo para formar parte del elenco que hizo historia en el handball nacional por disputar el panamericano de clubes Sur-Centro 2022 siendo el segundo equipo del Interior del País; sino que ahora está a punto de lograr otro título a nivel local.

Esta experiencia dejó un valor muy fuerte en el deportista de 31 años, y a modo de consejo, reflexionó: “Hay que apoyarse en la familia y creer en uno mismo porque puede que a simple vista haya límites, pero con paciencia, disciplina y constancia, todo se puede lograr”.

Moncho Pérez, ejemplo de superación.

Contenido por sus padres, su hermano y su novia, además del grupo de amigos que deja este deporte, ‘Moncho’ pudo ganar su propia batalla, la cual no fue la primera ya que anteriormente tuvo una operación de columna.

“En todas las recuperaciones me costó muchísimo. Me operaron de la columna ocho meses antes de la golpiza. Y después, la cara. Y realmente, fueron una tortura porque no era solo el proceso de recuperación donde perdés peso y ves que te vas atrofiando, sino que encima te dicen que no podés volver a jugar más”, describió el arquero de 1,94 de altura..

 “Pero siempre tuve la mentalidad de salir adelante, con el apoyo de la familia y muchas ganas de volver a estar compitiendo en una cancha. Durante mi terapia me ayudó muchísimo la pesca con mosca, soy un apasionado de ese otro deporte y por lo menos una vez por semana me voy al río”, agregó.

Con respecto a sus lesiones consecuentes a la paliza, “las placas quedaron bien y los implantes en los dientes también”, aseguró, aclarando que el temor de los médicos fue por el riesgo en su posición de cancha, ya que es de valientes detener pelotazos con el cuerpo.

Moncho Pérez, ejemplo de superación.

Pérez comenzó a jugar al handball en la Muni en el 2003 cuando ingresó al Secundario y “siempre me gustó el arco”, dijo. Logró dos títulos locales, quince campeonatos anuales de Amebal en Liga de Honor, nueve medallas de plata de mayores con la Selección Mendocina, una medalla dorada nacional con al selección mendocina juvenil, otra con la Argentina en el Panamericano juvenil y una igual con la junior, seleccionado con el que también jugó el Mundial junior en Grecia 2011.

Fue campeón nacional de mayores con River Plate, en el 2011 fue elegido mejor arquero nacional y disputó con el Millonario tres Panamericanos de clubes. Sin dudas que aquella época fue la cima de su carrera deportiva. Pero es en esta etapa de su vida donde la experiencia comienza a notarse.

“Jugar en Maipú lo es todo. Son casi 20 años en el Poli y un presente con objetivos muy altos. Soy el arquero titular y de los más grandes, por lo que intento aportarle experiencia al equipo y dejar una huella”, confió.

Por su parte, Gustavo Latuf, actual Coordinador de Deportes Federados de la Municipalidad de Maipú y quien fue entrenador de Moncho, dio su impresión del progreso de este jugador que no deja de ser un ejemplo para todo deportista: “Según los médicos, Moncho no podía jugar más, lo cual fue triste para todos en el equipo y más sabiendo la situación traumática que había vivido. Lo apoyamos, lo integramos igual. Intentamos que continúe con en el equipo con otras funciones. Pero él siempre mantuvo la esperanza y Moncho nos enseñó a nunca bajar los abrazos. Que por más que veamos que todo está difícil, siempre, siempre, hay que seguir hacia adelante. Hoy es un referente, en todo sentido”, concluyó.

La Municipalidad de Maipú ganó por 40 a 30 el primer chico contra Tupungato, en la final de la Liga de Honor del torneo de Amebal. Y si bien aún no está confirmado el partido revancha, se espera cerrar el global a favor, y con el gran Moncho en el arco.

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