Superó miles de obstáculos y se convirtió en una self made woman que asombra en el mundo con su tenacidad para cambiar las realidades de su gente.
Cuando era chica, Evelina Cabrera creyó que no iba a tener futuro. Estaba sesgada por los prejuicios que la sociedad le había impuesto sobre sus orígenes. Pero pudo transformar lo que eran sus “debilidades”, el ser “mujer, negra y pobre”, en su mayor fortaleza.
Construyó su camino al gambetear la vulnerabilidad social y la marginalidad. Al descubrir el fútbol se negó a estar en off-side por ser mujer: así llegó a jugar de forma profesional, se convirtió en entrenadora y fundó AFFAR (Asociación Argentina de Fútbol Femenino) para brindarle a las jugadoras, a través del deporte, herramientas para mejorar su calidad de vida.
Por su perseverancia y lucha por la igualdad de género fue elegida por la BBC como una de las mujeres más influyentes del mundo en 2020 y a recibir la ovación en las Naciones Unidas.
“Nunca me gustó el fútbol. En realidad, ningún deporte porque no me lo habían inculcado de chica. Lo que quería era un grupo de pertenencia, lo encontré en el fútbol, pero podría haber sido otra actividad”, sentenció.
Como pudo se reinventó. Agarró una computadora, abrió el accesible programa Paint y creó su folleto de entrenadora de fútbol. En ese entonces no había nadie que se dedicara al fútbol en Tigre. “Usaba a mi sobrina de actriz. Cuando pasaba alguien la ponía a correr. Así empezó a venir más gente”, relató risueña.
Ahí fue cuando se dio cuenta de que había alumnas que no podían pagar la cuota y pensó: “No quería hacer lo que me hacía el sistema”.
Por su hambre de gol, decidió fundar AFFAR –que ahora preside– para ayudar a otras jugadoras a gambetear su destino. Desde hace tres años fueron admitidas dentro de la AFA.
Su finalidad es “mostrar que sí”. “Buscamos darle herramientas a las jugadoras para que se formen, estudien, puedan hacerse un apto médico, tengan un espacio para recurrir si sufren violencia, que aprendan de Educación Sexual”, explicó.
Como mujer no fue fácil, sobre todo el principio. Tuvo que cortarse el pelo corto y vestir ropa holgada para que los hombres la escucharan: “Solo pensaban en levantarme”. Además, muchos clubes no las recibían por no pertenecer a la AFA. Con el paso del tiempo y las alianzas con organizaciones sociales ganaron notoriedad.
Todas eran bienvenidas porque para Evelina “el fútbol no tiene raza, religión, género ni clase social”. De hecho, entrenó a chicas del penal N°47 de San Martín y creó “Las Romanas”, el primer equipo de jugadoras ciegas de Buenos Aires.
Evelina está en los ojos del mundo. Fue elegida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras del 2020 a nivel internacional. Ya la revista británica The Economist la había elegido como “Change maker” (“Transformadora Social”) y brindó dos discursos en las Naciones Unidas: en la cumbre Mujeres W20 de Argentina y en la sede de Nueva York.
Su mayor reconocimiento, expresó con lágrimas, es “de la gente que la rodea”. Cuando escucha a su papá decir “Soy el papá de Eve”; cuando quiere tirar la toalla, pero su mamá la alienta diciéndole “Si fueses monaguillo estarías en el Vaticano”; cuando una jugadora le afirma que empieza a estudiar; o cada vez que una nena –víctima de bullying– le expresa “Ahora soy alta negra como vos”.