Brasil: enfermera creó una mano con guantes para que los pacientes no se sientan solos

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Cuando a fines del año pasado la enfermera brasileña Lidiane Melo, de 36 años, tuvo que poner en práctica una solución rápida y efectiva en un turno complicado lleno de pacientes con coronavirus que ingresaron a la emergencia de un hospital de Isla del Gobernador, una región del norte de Río de Janeiro, jamás imaginó que su sencilla pero extraordinaria idea se haría famosa. En estas horas, las redes han hecho viral una foto de una mano estrechada por un par de guantes quirúrgicos que fue tomada en la cama de un centro hospitalario.

Ya se la está llamando popularmente ‘La mano de Dios’, un homenaje relacionado al famoso gol de Diego Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 1986, sólo que esta vez fue por un hecho absolutamente humano, ni más ni menos que llevar consuelo a aquellos pacientes internados que están atravesando la enfermedad.

La trabajadora de salud previamente había intentado, sin éxito, varias soluciones para conseguir medir la saturación de oxígeno de un paciente con un oxímetro, que se pone en la yema de un dedo, informa el diario Globo de Brasil.

La enfermera contó que al darse cuenta de que la mano del paciente contagiado con covid-19 “estaba muy fría“, intentó calentarla con algodón ortopédico y una venda “pero no funcionó” porque “la circulación no mejoró“. También pensó mojársela con agua tibia, pero ante el riesgo de contaminación descartó esa opción.

Mientras trataba de encontrar una solución, pensó “un poco más”. La solución llegó un rato después gracias a una ingeniosa ocurrencia: llenó con agua caliente un par de guantes quirúrgicos y se los envolvió en la mano.

El objetivo es de un amor indescriptible: que el paciente sienta como que alguien le está agarrando la mano. “Hice este guante con agua caliente para mejorar la perfusión de mi paciente y ver mejor la saturación, y espero que sienta que alguien le está tomando la mano“.

Lidiane le contó a Globo que usó la misma técnica en una mujer que estaba desesperada en la Unidad de Cuidados Intensivos. Instantes antes de intubarla, la paciente le dijo a Lidiane que no la dejara morir porque ella estaba a cargo de dos hijas y dos nietas. Pidió que Lidiane le agarrara la mano, pero por cuestiones de protocolo le tuvo que decir que no podía hacer eso.

Sin embargo, aplicó su técnica. “Hice la manito y ella se calmó, dijo que parecía que yo la estaba tomando de la mano, y dije que no era la mía, que debía pensar que era la Mano de Dios, que iba a ayudarla a salir de allí“, recuerda.

La idea sirvió y a los tres minutos pudo medir la saturación de oxígeno e indicar el tratamiento. Y cada vez son más los enfermeros y médicos que siguen al pie de la letra la idea de Lidiane.

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