En el “Merendero a pulmón” la familia Vargas brinda contención en San Salvador de Jujuy.
Delia Vargas es jujeña, repostera, vive en el asentamiento “16 de Mayo” del barrio Islas Malvinas de San Salvador de Jujuy, tiene 47 años y una enorme vocación de servicio y amor al prójimo que, además de demandarle gran parte de su rutina diaria, la hacen conocida en la ciudad.
“Merendero a pulmón” es el título de su mayor acto de amor hacia sus vecinos. Este proyecto surgió en marzo de 2017 como una agrupación de madres solteras del asentamiento que se reunieron para ayudarse mutuamente e incluso ofrecer contención a los demás residentes del sector.
“Nos agrupamos como madres, éramos alrededor de treinta mujeres, y empezamos a hacer una merienda para los niños, después hicimos también un tipo comedor. En ese inicio los niños eran treinta y los fondos nos alcanzaban. Ahora tenemos trescientos niñitos y quince abuelos”, comienza comentando Delia.
En ese sentido, mientras junto a Ana -su colaboradora incondicional en el merendero- servían mate cocido y té a jóvenes que se acercaban con sus termos y jarros, afirmó que los niños son la prioridad del merendero, pero también asisten a abuelos que se encuentran solos y que recurren a la sede de calle Puerto Argentino, entre calles Chaile y Torres, en busca de compañía.
Pero como si esto fuese poco, además “hacemos siempre muchas actividades, por ejemplo ofrecimos la castración de los animalitos -perros y gatos- que son de los mismos niñitos y sus familias; también trabajamos con un oftalmólogo, que atiende a los niños una vez por semana”, relató.
UNA VOCACIÓN DE TIEMPO COMPLETO
En un incesante ir y venir que incluye breves conversaciones atendiendo las preocupaciones y consultas de sus vecinos, Delia reconoce que sostener este merendero solidario es una tarea que le demanda todo el día.
Es que si bien todo comenzó con la cooperación de treinta mujeres, en la actualidad, debido a la dedicación que esta labor implica, sólo Delia y Ana llevan las riendas de la organización, y ocasionalmente cuenta con la ayuda de algunas madres que se acercan al lugar.
“Por las tardes sirvo la merienda, pero el resto del día estoy buscando donaciones, retirando mercadería, generando contactos que puedan ayudarnos a sostener esta organización”, relata la protagonista de esta historia, que también se sincera y reconoce que muchas veces se encontró en la disyuntiva de bajar los brazos, rendirse y terminar con su proyecto, o seguir adelante.
En momentos como esos “venían los niñitos y nos recordaban situaciones del merendero, y se mostraban tan emocionados que nos hacían emocionar y abrir los ojos ante lo que esta contención significa para ellos. Entonces digo ‘qué bonita enseñanza’, ahí comprendo lo que nosotros les podemos dar. Quizás no le podemos ofrecer muchas cosas, pero cada merienda es una experiencia que a ellos les va quedando”, reflexiona.
Ahora con la voz animada sigue diciendo: “Ellos llegan, yo los saludo, ellos me saludan, y este vínculo es también muy lindo. Creo que es eso. A pesar de todas las situaciones que nosotros pasamos, tratamos de contenerlos. Yo me contengo en ellos y ellos se contienen en nuestra solidaridad”, resumió con acierto.
La mirada de Delia tiene además perspectiva: “Sabemos que los niños son parte de nuestro futuro y que ellos el día de mañana van a ser quienes van a gobernar. Tratamos de que ellos cuenten con una merienda por lo menos, para que el día de mañana tengan una sabiduría enorme y que puedan ser las principales autoridades acá en San Salvador”, anhela, proyecta, sueña.
Por esto es que sus planes a futuro son “seguir acompañando” a los pequeños, armar un comedor, brindar capacitaciones a las madres para tratar de solucionar problemas de fondo, ofreciendo herramientas para que puedan valerse por sí mismas.
“La idea es poder terminar nuestro espacio físico y a partir de eso, en nuestro lugar, darles muchas cosas a las mamis y, obviamente, a los niñitos”, dice con determinación.
Resalta la referente de “Merendero a pulmón” que “fue muy grande la repercusión” alcanzada gracias a la empatía de Sergio Lapegüe con el proyecto, y es por eso que todos los días, muy temprano, cerca de las seis y media de la mañana, ella y su gente se encuentran en la esquina de calles San Martín y Canónigo Gorriti, frente a la plaza Belgrano, esperando ese minuto de aire para saludar a quien ya consideran un amigo y mostrar con orgullo los carteles del “Merendero a pulmón” que dan testimonio de la continuidad, sin claudicaciones, de la tarea en el asentamiento “16 de Mayo”, una verdadera demostración de amor al prójimo.
Completados los trámites de rigor, “Merendero a pulmón” ya cuenta con personería jurídica y de cara al futuro sus responsables tienen en mente numerosos proyectos y actividades que prevén realizar una vez que logren culminar la obra de construcción del espacio físico de la institución. Para avanzar en ese sentido necesitan realizar instalaciones de agua potable y cloacas, colocación de pisos y revestimiento de paredes en un recinto que mide 8 x 9 metros.
Las personas interesadas en colaborar o hacer llegar donativos para la continuidad de la labor solidaria de este grupo de voluntarios, podrán comunicarse al celular 3885 018949, donde se podrá consultar acerca de las necesidades del merendero y acordar entregas.