A 100 años del nacimiento de Astor Piazzolla, el hombre que rompió los límites del tango

Inspiraciones

Ayer, 11 de marzo, Astor Piazzolla hubiese cumplido 100 años. Por esa inescrutable forma de persuasión que tienen los números redondos, la recurrencia es motivo válido para volver a prestar atención a su obra, en plena vigencia, y a recorrer una vez más su historia, a esta altura abundantemente explicada y retratada. En ese trajín, en el momento medular de este “Año Piazzolla” se multiplican los recuerdos y homenajes en el mundo. También en Buenos Aires, epicentro sentimental de su música. El Teatro Colón, por ejemplo, reabrió sus puertas tras la pausa provocada por pandemia y por estos días ofrece una serie de conciertos, en colaboración con la Fundación Astor Piazzolla, Sadaic y Aadi y la curaduría artística de Daniel “Pipi” Piazzolla y Nicolás Guerschberg. En el Centro Cultural Kirchner se inauguró la muestra Piazzolla 100 y en el Auditorio Nacional hubo un concierto con numerosas figuras del tango y alrededores, con el que comenzó una serie de recitales que se prolongará durante todo el año.

Las obra de Piazzolla goza de todos los derechos entre los clásicos del siglo XX. Mezcla intrigante de audacia y candor, gozo y melancolía, oralidad y escritura, la música del bandoneonista todavía es capaz de parecerse al mundo que la circunda. Con esa chapa transita el siglo XXI y así circula desde hace décadas por salas de concierto, festivales de jazz, clubes nocturnos y escenarios de las más variadas layas, sin dejar de ser, por sobre todas las cosas, emblema sonoro de esa ciudad, Buenos Aires, la que antes supo engendrar al tango.

Haciendo un tango fuera del tango, Piazzolla logró elaborar una voz propia, original e inconfundible. Un estilo que terminaba de definirse más allá de la escritura, en la ejecución, en la forma de tocar. La suya y la de los músicos que elegía cuidadosamente. Además de escribir para el virtuosismo del solista, el compositor habilitaba una importante dosis de repentismo en la ejecución, en los fraseos, las respiraciones, en el juego con el tiempo y otros yeites que venían de la tradición ejecutiva del tango, y que Piazzolla sulfuraba como una forma de mantener la frescura, la tensión de lo imprevisto. Más allá de lo atractivo de sus influencias, lo elaborado de sus esquemas compositivos, había, sobre todo, una manera de interpretarlos. Ahí se completaba su música y ahí recuperaba el tango.

Sus primeros pasos

Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata; fue el único hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti. De ahí en más, un relato sobre su vida podría comenzar en cualquier punto, porque más allá del orden cronológico, los hitos de su existencia convergen de manera vertiginosa y coherente en un mismo punto: una idea superadora de música.

Su infancia en Nueva York, las lecciones de bandoneón en las que estudiaba Schumann y Bach, el encuentro con Carlos Gardel –que le dijo que tocaba el fueye “como un gallego”–, el regreso a Mar del Plata en la adolescencia, la revelación del sexteto de Elvino Vardaro través de la radio, la partida a Buenos Aires a los 18 años, la orquesta de Troilo, el “concierto” para piano que le mostró a Arthur Rubinstein, la recomendación para estudiar con Alberto Ginastera, la Sinfonía con dos bandoneones que le valió la beca para estudiar en París con Nadia Boulanger. Estos son algunos de los hitos preparatorios de quien a esta altura parecía un infiel del tango.

En París, como corresponde, se produjo uno de sus innumerables comienzos. Piazzolla llegó a la capital francesa en los ‘50 para estudiar con Boulanger, una de las pedagogas más importantes de su tiempo: alumna de Gabriel Fauré, amiga de Ravel y Stravisnky, y por entonces elegida por los jóvenes compositores norteamericanos (Aaron Copland, Leonard Bernstein, Philip Glass y más tarde Quincy Jones), entre muchísimos otros. De París, además de la recomendación de su maestra de dedicarse a esa música en la que él “estaba” –se lo dijo después que le hizo escuchar una versión de “Triunfal”– Piazzolla volvió a Buenos Aires con la grabación de música propia, con músicos de la Orquesta de la Ópera de París, y Martial Solal y Lalo Schifrin alternándose en el piano. También con la fascinación por el Tentet de Gerry Mulligan, donde entre otros tocaba el trompetista Chet Baker.

Sobre esos estímulos, en 1957 formó el Octeto Buenos Aires, con algunos de los más importantes músicos del ambiente del tango y más allá: Enrique Mario Francini y Hugo Baralis en violines, Atilio Stampone en piano, Leopoldo Federico como segundo bandoneón, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, José Bragato en violoncello y Juan Vasallo en contrabajo. “Era necesario sacar al tango de esa monotonía que lo envolvía, tanto armónica como melódica, rítmica y estética. Fue un impulso irresistible el de jerarquizarlo musicalmente y darles otras formas de lucimiento a los instrumentistas. En dos palabras, lograr que el tango entusiasme y no canse al ejecutante y al oyente, sin que deje de ser tango, y que sea, más que nunca, música”, escribió el mismo Piazzolla en la contratapa de uno de los dos discos del Octeto.

Más allá del tono desafiante de las palabras, la provocación estaba en la música. Arreglos de tangos clásicos y temas nuevos hacían estallar la línea decariana que hasta entonces había delimitado la modernidad del tango. Piazzolla fundó un nuevo territorio y fue condenado por parricida. Pero la vida efímera del Octeto resultó inversamente proporcional a su importancia. Con la idea de conjunto de solistas, que venía del jazz y también de la música barroca, quedó planteada una actitud que será cardinal para el vital ida y vuelta entre composición y ejecución en la música de Piazzolla.

100 años de Ástor: el concierto gratuito en memoria de Piazzolla

La Orquesta del Tango de Buenos Aires realizará el próximo sábado 13 de marzo a las 20 en el Anfiteatro del Parque Centenario un concierto gratuito en homenaje a Astor Piazzolla por los cien años de su nacimiento. Para este espectáculo, “100 años de Astor”, el conjunto preparó un programa especial con un repertorio exclusivamente integrado por obras de Piazzolla, bajo la dirección de Néstor Marconi y Juan Carlos Cuacci, y con la participación del cantor Lautaro Mazza y la presentación del especialista Oscar del Priore.

Luego de una temporada sin poder realizar presentaciones en vivo por la pandemia, la orquesta vuelve al escenario al aire libre del Anfiteatro del Parque Centenario, con este tributo en la semana del centenario del nacimiento del gran bandoneonista y compositor argentino.

Las entradas para este concierto en predio ubicado en Av. Lillo y Leopoldo Marechal pueden adquirirse en https://tinyurl.com/y935u6uy.

La Ciudad le rinde homenaje  al gran maestro

Las diferentes propuestas se podrán disfrutar de forma presencial en el Teatro Colón o Complejo Teatral de Buenos Aires, o de manera virtual a través de Vivamos Cultura, la plataforma que reúne todo el contenido cultural de la Ciudad, y en el sitio Piazzolla 100 desarrollada por la Fundación Astor Piazzolla, cuya vicepresidencia ocupa Daniel Villaflor Piazolla, nieto de Astor. En este sentido, Daniel aseguró: “El gran mensaje que queremos dar con los distintos homenajes, es que Piazzolla es argentino pero su obra pertenece al mundo entero, es un patrimonio de la humanidad. Y con los contenidos de nuestra plataforma Piazzolla100 nos interesa facilitar a la gente el acceso a aspectos más íntimos de su persona, que en definitiva le permitieron componer una música eterna y universal”. Además, la programación de las diferentes iniciativas contó con la curaduría de Daniel “Pipi” Piazzolla, también nieto del bandoneonista.

La cita para para recorrer la vida y obra de Piazzolla comenzó en el escenario principal del Teatro Colón que junto con la colaboración de la Fundación Astor Piazzolla, rinden homenaje al compositor a partir del viernes 5 hasta el sábado 20 de marzo. La obra del reconocido compositor y bandoneonista será interpretada por artistas y agrupaciones musicales consagrados: Amelita Baltar, Raúl Lavié, Jairo, Elena Roger, Susana Rinaldi, Gustavo Bergalli, Enrique Roizner, Luis Ceravolo, Ricardo Lew, Chango Spasiuk, la Orquesta Estable del Teatro Colón, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, la Camerata Bariloche, el Quinteto Astor Piazzolla, la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce y Escalandrum Proyecto Eléctrico, entre otros.

El Coliseo porteño volverá a las actividades presenciales y virtuales en este 2021 con un ciclo de homenajes a Piazzolla que se dividirá en dos partes: la primera parte se llevará a cabo hasta el 14 de marzo (localidades a la venta online en la web del Teatro Colón) y la segunda parte del 16 al 20 de marzo con conciertos gratuitos con previa reserva de localidades online. Las entradas de las funciones gratuitas van a estar disponibles en www.teatrocolon.org.ar a partir de las 10 hs del día anterior a cada función. Para más información se puede visitar la web del Teatro Colón.

Por su parte el Complejo Teatral de Buenos Aires realizará en homenaje a Astor Piazzolla un espectáculo a cargo del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín que actualmente dirige Andrea Chinetti, en co- dirección con Miguel Elías, y que se suma a la celebración para rendirle homenaje a este ícono del tango. El programa elegido para esta ocasión está integrado por una selección de obras de los coreógrafos Mauricio Wainrot y Ana Itelman que se podrá disfrutar de forma presencial en la Sala Martín Coronado, desde el 27 de marzo al 23 de mayo, de viernes a domingos a las 20 hs. Más información en la web del CTBA.

Completarán la programación, la presentación de diferentes proyectos culturales que contaron con el apoyo de Mecenazgo – Participación Cultural y una serie de propuestas internacionales como el Festival Piazzolla en Londres o los conciertos Piazzolla x 100 del Festival Internacional de Madrid.

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