Cuando la voz no tiene género

Historias para contar Slider

POR ALEXANDRA BARRETO

Hola buenas tardes Juan, soy Alexandra, ¿te acuerdas de mí?, quiero entrevistarte sobre tu carrera de tenor.

– Hola Alexandra, pero no soy Juan, soy Laura Borja, sigo siendo tenor, ¿te interesa igual hacer la nota?

– Claro que sí, por supuesto.

– Te espero a las cinco de la tarde en el café del Museo Evita.

“Me siento atrapada en un cuerpo de hombre”

Laura Borja

Años atrás había conocido a Juan porque solía asistir a sus presentaciones organizadas por la Embajada de Ecuador en Argentina… Esta vez me encontraría con otra persona.

Fui acercándome y vi a un ex Juan con vestido largo veraniego, uñas de color rojo, plataformas, aros gigantes, conservaba los rulos de antes y su piel dejaba ver huellas de la barba, que sin duda alguna no es tan fácil de quitar. “Puedo decir que lo que veo en el espejo es a una mujer, aunque tengo un poco de barba”, comenta entre risas.

Laura fue el nombre elegido porque un amigo tenor en la época de los ochenta le decía cariñosamente Laura Ingalls, (de la serie La Familia Ingalls), y no imaginaba que ese sobrenombre marcaría su vida.

Es cantante lírica transgénero. No es el único caso en Argentina, uno de los primeros es el de María Castillo Lima, transexual soprano que también forma parte del Teatro Colón, al igual que Laura. “Ella era tenor y cambió a ser soprano, la respeto mucho”.

Borja inició sus estudios en Quito, Ecuador, con la profesora chilena Blanca Hauser y en Europa con el barítono Gino Bechi, tras una actuación en la Traviata de Verdi, promovida por el maestro Álvaro Manzano. Culminó su formación en el Instituto superior de Arte del Teatro Colón, fue discípula de Carlos Guichandut. Reside en Buenos Aires hace más de 30 años y reafirma que se quedó en Argentina porque se le abrieron más oportunidades laborales. El camino hasta llegar al coro estable del Teatro Colón no fue tarea fácil, “tiene y tuvo una cuenta de exigencia”.

Efectuó su debut en el rol de Tamino en La Flauta Mágica de Mozart, luego protagonizó en diversos géneros musicales que abarcan la ópera; en el oratorio, la opereta, zarzuela y música de cámara. También su debut norteamericano como Don José en la Ópera Carmen de Bizet junto al American Opera Group.

Estuvo en pareja dos veces, tiene tres hijos, dos de su primera relación en Ecuador y una nena (en Buenos Aires), que actualmente tiene 7 años y heredó su oído musical.

¿Cómo haces con tu hija pequeña cuando te ve como Laura?

Tuve que conversar con una psicóloga y me recomendó que la nena me siguiera llamando papá, porque era necesario la figura paterna en su vida, pero los chicos no se hacen problema, no juzgan, no etiquetan, son muy puros.

Cuenta que se siente liberada: “Soy una mujer en un cuerpo de hombre”.

“Por ahora no siento la necesidad de hormonas ni operarme. El tema de mi voz no tengo complejos porque yo me formé como tenor, es mi herramienta de expresión, no  importa nada más que ser feliz con eso”, añade.

Hace año y medio que dio un salto cuántico en su vida desnudando su identidad. “Antes de esta confesión vestía llamativamente, no sabía qué me pasaba, no usaba esa ropa gris aburrida sin creatividad, lucía una falda, un vestido. Usaba dentro lo que podía ser aceptada porque una se mueve en un mundo global pero llegó el momento de expresar mi identificación más con las mujeres, y dije: “Soy Laura””.

Revela que en el mundo de la lírica hubo discriminación que con el transcurso del tiempo se ha derribado ese flagelo. “El hecho que el Teatro Colón acepte a trans, es un plus del cual siento orgullo. Hasta el público dejó de ser conservador, la gente va entendiendo que la vida personal de cada uno es problema de cada uno, lo que hacemos en el escenario es otra cosa, que va más allá de ser hombre o mujer”.

¿De Juan, quedó algo? “Nada de nada, los pantalones, los tiré a la basura”, responde con una carcajada. “En el teatro puedo hacer cualquier papel que me digan, cortesana, guerrero, o de un rey pero en mi vida no está más ser hombre”.

Acota que una de las recientes presentaciones que tuvo fue con la Compañía Clásica del Sur, un montaje de Norma, de Vincenzo Bellini: “Hubo 5 personas trans y fue extraordinario como cantamos esa noche”.

Borja canta también en inglés, francés e italiano, recalca que si no domina idiomas no es fácil conseguir más actuaciones. De todos los papeles que realizó el que más amó fue el de la Ópera de Verdi.

Una de las cosas que más quiere expresar es su mensaje: “No sacrifiquen nada por nada ni por nadie, no hay que actuar para ser aceptado por la sociedad, no vale la pena”.

¿Qué le falta a Laura para sentirse completa? le pregunté. Hace una pausa de silencio y reafirma: “Nada, estoy muy satisfecha de lo que tengo y he logrado, lo que sí necesito es que salga mi nuevo documento de identidad, pero debo esperar que el Consulado de mi país gestione papeles que faltan”. Está dispuesta a esperar, su vida fue como un reloj de arena, esperó más de 20 años para plantarse y decir “Soy Laura”.

Suscribite
Notificarme de
guest
2 Comentario
Más viejos
Más nuevos Más votados
Ver todos los comentarios
Glenda Lalwani

Brava! Maravillosa entrevista. Laura lleva la interpretación en la sangre, su voz única nos permite amar al personaje de cada obra que interpreta. Gracias, Alexandra Barreto por esta entrevista de calidad con esencia de contenido. Felicitaciones al título de la misma “Cuando la voz no tiene género”. Ojalá tengamos mas entrevistas así de humanas!

Glenda Lalwani

Brava! Maravillosa Valiente. Querida Laura, a través de tu voz enamoras al oyente en cada una de tus interpretaciones. Tu pasión da vida a cada personaje que nos entregas. Gracias Alexandra Barreto, por tu excelente trabajo, una entrevista de contenido y esencia , Me conmovio el título de la misma . “ La voz no tiene género” no, no debería tenerlo,