POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Javier Corcuera es de esas personas que da gusto escuchar hablar. Es biólogo, hizo un postgrado en Barcelona, trabajó para Naciones unidas en África, dirijió la Fundación Vida Silvestre Argentina durante casi 10 años, y otro montón de cosas que nos contará en esta nota. Pero ¿por qué da gusto escucharlo hablar? Porque a pesar de todo ese conocimiento explica las cosas para que los cuidadanos de a pie, podamos tomar conciencia de lo mucho y fácil que podemos hacer para tener una mejor salud ambiental.
– ¿Cómo llegaste a ser uno de los referentes de Argentina en temas ambientales?
No sé si soy un referente, pero tengo experiencias diversas que me han dado conocimiento. Me formé y soy biólogo egresado en Ciencias Exactas de la UBA, hice un postgrado en España, estuve en las Naciones Unidas de África, y dirigí la fundación Vida Silvestre. También trabajé como consultor, y fui presidente de la agencia de protección ambiental en la Ciudad de Buenos Aires, y tambien secretario de Ambiente en Pilar.
– Con los cambios climáticos que visualizamos día a día, ¿cuáles son los desafíos más importantes que tenemos a corto plazo?
El cambio climático está demostrando una tendencia a generar una serie de irrupciones a las que no estábamos acostumbrados, o que antes también pasaban pero de modo mucho menos frecuente. Hay grandes inundaciones, sequías, grandísimos incendios, olas de calor extendidas, y las hay en una frecuenca mucho mayor. Todo esto junto con el aumento del nivel del mar, que también hace que las grandes inundaciones costeras sean potenciadas y que haya pérdida de hielos en Antartida y el Ártico, estan llevando a que los costos sociales, económicos y productivos sean cada vez mas evidentes. De esos cambios mencionados, el desafío más importantes a corto plazo son las olas de calor en las mega ciudades y las indundaciones en zona costera.
– Puntulamente en Argentina, ¿qué escenarios peligrosos tenemos que afrontar?
En Argentina hay consenso científico que en el norte del país la crisis climática define una pérdida de precipitaciones. De este lado de la cordillera nieva menos, perdemos glaciares, perdemos fuentes de agua, y esto hace que en toda nuestra zona productiva las sequías se vayan a extender. Así, el ahorro del agua va a pasar ser una obligación. Hay una sola provincia que se maneja bien al respecto y es Mendoza: que por la importancia que tiene la producción vitivinícola están altamente informados para contrarrestar las sequías. En otras provincias no hay otros sistemas. Por el lado de la Mesopotamia, la cantidad de agua por pluviosidad va a aumentar, y por ende lo harán las inundaciones. Subirá el nivel del mar y del Río de la Plata, y esto hace que zonas ampliamente distribuidas como Bahía de Samborombón, o la costa desde Berazategui, Quilmes, hasta La Plata, van a ser cada vez más inundadas. También son un problema las olas de calor frecuentes. Especialemente Rosario, Santa Fe, y Buenos Aires, que van a asociarse nuevamente a cortes de energía si el sistema no mejora. Hay un ejemplo al respecto, y es lo que pasó en París donde la ola de calor generó una fuerte mortalidad de ancianos, y gente de sectores carenciados.
– En lo que es cuidado del medio ambiente, ¿cuánto hemos mejorado, y cuánto nos queda por mejorar, o aprender?
Nuestro país tiene una agenda pendiente en material ambiental. Hay una barrera muy grande para avanzar, y esos son los constantes subsidios a los combustibles fósiles que el Estado mantiene. Hay muchos más desafios en relacion a la institucionalidad: en un documento que titulamos la agenda pendiente (podés verlo en www.agendapendiente.net) coincidimos en señalar que la actividad ambiental debe ser vista como una nueva oportunidad de generar empleo, negocios, pymes, y que no es una barrera. En Argentina falta una vuelta de tuerca para que la gente y la dirigencia deje de verlo negativamente, y lo entienda y aproveche con regulaciones ambientales. Es un cambio importante que se está dando en el mundo, pero acá no se han animado. La politica en este sentido es un poco arcaica.
– El cuidadano común, ¿cómo puede contribuir con el cuidado del medio ambiente?
Principalmente con la difusión en las redes sociales. El sistema democrático ya no funciona del mismo modo. Hoy en día el cuidadano no participa solamente con el voto, sino con las redes, y esto está cambiándolo todo. El ciudadano tiene cada vez más poder y puede utilizarlo con eficiencia, y a veces no tanto. Pero también puede cambiar la forma de consumir, porque el consumidor moldea el mercado. Cada vez más jóvenes se niegan a alimentarse de animales que hayan sido maltratados, y esto ha llevado a la existencia de un movimiento llamado “la ganadería regenerativa”, la cual permite al ganado tener una vida más relajada, menos tensa, con menos encierro, y más libertad. Eso es valorado en ciertos mercados, y como esa hay otras lecciones que el consumidor, a través de su decisión, le puede dar a una empresa. Puede negarse a recibir envases inútiles, negarse a comprar productos que tengan una vejez muy rápida. Un espectro creciente de decisiones, que el consumidor puede hacer, para estar activamente manejando las decisiones por el planeta.
– Con la situación actual de la suba de petróleo, ¿en que situación está Argentina para utilizar, contemplar, la idea de un combustible alternativo?
Desde hace muchos años Argentina viene insistiendo en el enorme potencial que tiene Vaca Muerta, y nuestras reservas de gas y petroleo para exportar. Sin embargo, no lo hemos hecho. A medida que pasa el tiempo, el mundo está yendo en otra dirección, y ante la necesidad de reducir los combustibles fósiles, porque son los principales emisores de gases que producen el calentamiento global que a su vez produce la crisis climática, Vaca Muerta y las reservas de gas (aunque haya reservas por 200 años), tienen una vida real más corta porque van a dejar de ser utilizables. El petróleo aumentó, pero la tendencia mundial es un nuevo modo de economía que impacte menos en el cambio climático, y en ese marco el precio del petróleo va hacia una transición ecológica cada vez más acelerada con impulso a energías limpias. Creo que eso acorta la vida del negocio de los combustibles en la Argentina del futuro. No podemos pensar que eso sea una fuente de ingresos por los próximos 100 años. Argentina lo que debería hacer es generar biocombusitle, por la cantidad de materia vegetal que se descarta de la producción agrícola, y seguir el camino de Brasil en eso, y en el potencial eólico.
– ¿Alguna reflexión que nos quieras dejar ?
Pese a las sucesivas crisis que estamos sufriendo, ya sea la pandemia, la parte socio económica, la cuestión belica, la cuarta crisis está detrás, y esa la crisis climática. A su vez nos está mostrando las líneas por las cuales podemos resolver con una transición inteligente hacia las nuevas tecnologías. Y a la vez, resolver problemas de empleo. Puedo ser optimista si hay presión social para que los Estados tengan políticas de largo plazo, y no se enfoquen en las coyuntras. Las crisis climáticas nos hablan de lo que va a pasar de acá a un tiempo largo, mínimo 10 años, que no es tan poco tiempo, pero tampoco es tanto. Muchas veces los políticos no piensasn más alla de la próxima elección, pero si la gente exige y participa, podremos mejorar a través de cambios en el modo de consumo de nuestros recursos.