Vanesa Santana rompió con el paradigma de lo convencional y disfruta mucho su desempeño en el fútbol. Actualmente representando al Huelva de España, su posición es la de mediocampista central y el último fin de semana hizo un golazo de chilena. “Me quedó y ni siquiera lo pensé. Cuando me levanté, no sabía qué hacer… si correr, festejar… quedé impresionada”, detalló en diálogo con el diario deportivo Olé. Además, también es asiduamente convocada para defender los colores de la Selección Argentina. Pero su historia no fue fácil…
Santana comenzó jugando a la pelota en Villa Celina, entre potreros característicos de la zona. Ella seguía a sus hermanos y juntos se divertían en la canchita que tocaba. Pero a veces, la plata no alcanzaba para ir a los partidos. “Me acuerdo que le pedí a mi vieja un peso para el micro, pero era mucho, equivalía a un kilo de pan. Me dijo que no tenía ni diez centavos. Entonces hacía helados de jugo para vender en la feria de La Salada y con eso me alcanzaba para irme a jugar a la pelota los fines de semana”, cuenta la volante. El apoyo de su familia, un factor muy clave en su carrera: “Mi mamá trabajaba mucho, se hizo cargo de cinco hijos sola. A veces se iba a dormir sin comer para dejarnos un plato más a nosotros. Siempre supe del esfuerzo que hacía por sus hijos. Hasta la entendía cuando se iba al laburo y nos encerraba en casa para que no salgamos porque era peligroso… la angustia que habrá sentido, pero la verdad es que no teníamos para una niñera, así que aprendimos a cuidarnos entre hermanos”.
Además, Vanesa cuenta que, en su infancia, trabajó en una panadería, pollería y de limpieza. “Hacia lo que sea para no pedirle una moneda a mi mamá. Más allá de que no tuve muchas oportunidades para salir adelante, las pocas que se me presentaron, gracias a Dios, las pude aprovechar”, agrega la futbolista.
Así, a los 14 años comenzó su carrera deportiva en Boca, en donde fue multicampeona y empezó a formar parte de los seleccionados juveniles. En 2016 incursionó en el fútbol venezolano: se fue a préstamo a Estudiantes de Guárico para jugar la Copa Libertadores. De ahí, cruzó la frontera y se fue a Colombia. Primero defendió los colores de Atlético Huila y luego de América de Cali, uno de los equipos más grandes de ese país. Ya en España, Santana nota el salto de calidad: “Es muy competitivo, tenés que dar tu 100% sí o sí todos los días. Los partidos son muy parejos, no como tal vez en Argentina o Colombia, que te podés imaginar cuál será el equipo ganador. Además, también hay muchas extranjeras y eso lo hace fuerte. Por ahora estamos lejos de esto en nuestro país”.
Superación, humildad, perseverancia y mucho amor por los suyos. Vanesa Santana es una de las grandes historias que puede contar el fútbol femenino argentino, que cada día se profesionaliza un poco más. “Mi vieja es mi heroína. Agradezco a Dios que hoy tengo la posibilidad de ayudarla yo a ella. Trato de devolverle todo lo que en su momento no pude”, cierra, entre lágrimas, Vanesa.