Adrián Rocha Novoa, es veterano de Malvinas y fotógrafo profesional. Acualmente está presentando una selección de retratos de ex combatientes, sus compañeros, algo que hizo en vísperas del 35 aniversario. Historión de vida, hidalguía y profesionalismo, en esta charla con Optimism.
– Antes de hablar de la muestra, ¿podés contarnos tu paso por Malvinas?
Yo era soldado de la Compañia de Comunicaciones 10, en Palermo, y cuando me estaba por ir de baja fuimos destinados a Malvinas, principalmente a Puerto Argentino, la capital. Allí permanecimos durante todo el conflicto y finalmente fuimos tomados prisioneros hasta la devolución. Nuestra unidad tenía unos 200 soldados. Lamentablemente uno de nuestros compañeros falleció durante un bombardeo, otro resultó herido por esquirlas de bombas en otro sitio y un tercer soldado debió ser evacuado por una infección grave. Nuestra unidad prestó servicios hasta último momento, inclusive después del cese del fuego.
– ¿Qué secuelas y aprendizajes te dejó estar en una guerra?
La principal secuela que se aprecia en los ex combatientes es el sindrome de estrés post traumático, aunque se tardó mucho tiempo en evaluar ese cuadro clínico. También ha sido grave el abandono que desde el Estado se hizo con los ex combatientes durante una década, donde no había atención médica ni psicológica, como tampoco ayuda económica alguna. Así mismo, hubo discriminación laboral. Si decías que eras ex combatiente en una entrevista de trabajo nunca obtenías ese trabajo. La desmalvinización ha sido un tema muy intenso y desde algunos sectores continúa hasta hoy. Es difícil hablar de aprendizajes en una guerra. Pero durante el conflicto podés ver cómo la presión deforma a la gente y la hace comportarse de maneras particulares.
– ¿Cuándo comenzaste a dedicarte a la fotografía?
Hacía fotografías desde antes del conflicto, no de forma profesional, pero me salían bastante bien. Después de la guerra mis planes de ingresar a la carrera de arquitectura se vieron alterados, así que decidí dedicarme un par de años a la fotografía y ver cómo me iba.
– ¿Qué estás presentando actualmente?
En la Escuela Argentina de Fotografía, que dirije Elda Harrington, estoy presentado una selección de retratos de ex soldados combatientes en Malvinas, mis compañeros, que hice en visperas del 35 aniversario. Son tomas directas digitales impresas por chorro de tinta sobre papel fotográfico y sus dimensiones son 90 x 135 cms. La muestra se titula “Hoy”, y se trata de indagar sobre el paso del tiempo en nosotros y las posibles huellas del conflicto bélico.
– A la distancia, cuando ves lo que está pasando en Ucrania, ¿te remueve algo?
Habiendo estado en una guerra sabés que todas las guerras son la encarnación del horror, pero cuando ocurren en lugares densamente poblados, como es el caso de Ucrania, este horror se ve multiplicado porque hay mujeres y niños, víctimas que deben abandonar sus vidas cotidianas para migrar y quedan expuestos a toda clase de problemas y peligros. Sería muy bueno poder hacer algo para detener el conflicto, pero cuando un conflicto así estalla es porque ha fracasado tanto la política como la diplomacia.
