Claudio Marchetti se propuso hacer una réplica de la Torre Eiffel en el patio de su casa, en la localidad de Alicia, provincia de Córdoba. No conoce la original en persona, pero mientras sueña con ir a París algún día, fabrica la suya. Tras 14 meses de trabajo continuo sin ayuda de nadie, lleva22 metros construidos, y planea llegar a la altura de 30 metros cuando coloque la cúpula. Desde que empezó a compartir los avances del proyecto, lo visitan de todas partes, porque será la segunda que habrá en la Argentina, y la más grande hasta el momento. En total serán 86 piezas abulonadas y numeradas, 8000 cortes ensamblados a mano, y 10 toneladas de hierro que traslada sin grúas, con un sistema de poleas que él mismo inventó con cables de acero. Estudió hasta la primaria, no pudo hacer la secundaria porque tuvo que trabajar, pero asegura que la experiencia de vida y los años de profesión en las alturas le brindaron los conocimientos necesarios.
“No pensé que iba a tener tantas repercusiones, mi familia no puede creer lo que está pasando, y se me adelantaron cuando empezaron a llegar personas, porque todavía no la tengo terminada”, cuenta Claudio en diálogo con Infobae. Tiene 57 años, y confiesa que le rogó a su esposa y sus hijas que lo apoyaran en lo que muchos definían como “una locura”.A 187 kilómetros de la Ciudad de Córdoba, en el patio de su casa en la localidad de Alicia construye una réplica de la Torre Eiffel
“No sé si dentro de tres años voy a poder subir y bajar de la torre tantas veces, si bien soy una persona delgada, estoy al límite en lo físico por mi edad, pero 20 años atrás no tenía el conocimiento suficiente para hacer esto”, explica. Cree en el destino, y siente que cada vivencia lo trajo hasta este presente. Empezó ayudando a su padre en galpones, es carpintero de profesión y conoce de estructuras metálicas porque hubo tiempos en que trabajó a 120 metros de altura. “Tuve dos compañeros que murieron trabajando en torres, conozco bien los riesgos de luchar contra el viento, que ahí arriba es el peor enemigo, y nunca pensé que volvería a estar yo en las alturas”, confiesa.
Un desafío único
Frente a la incógnita de qué fue lo que lo motivó a hacer una réplica del emblemático monumento de la capital de Francia, responde: “Lo difícil que es hacerla: fue la dificultad lo que me atrajo”. La vocación de servicio y la perseverancia hicieron el resto. “Si la vida me dio este conocimiento, me quedó tanta sabiduría y experiencia de tantos años, pensé en por qué no intentar dejar algo que pueda hacer con mis propias manos, si estamos de paso y cuando nos vamos no nos llevamos nada, y creo que todos dejamos una huella”, expresa.A medida que fue avanzando, construyó un portón en su casa para cuidar la seguridad y que nadie pudiera treparse a la estructura
Cuando se puso a buscar otros ejemplos, supo de la que se encuentra en Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, y de una en Bogotá, de 60 metros de altura. “Va a ser la tercera en el continente, pero la primera y única en una casa particular, no existe otra que esté en el patio de una vivienda, es única en el mundo”, indica. Y tiene otra particularidad: Claudio no deja que le alcancen ni un tornillo, hace todo solo, porque así se lo propuso desde el primer día. “Fue una decisión, porque las otras réplicas fueron armadas por empresas y grúas, en cambio acá no, soy yo el que arriesga la vida, y tuve que enfrentar muchos miedos para hacer esto, pero ya estoy al 80% del proyecto, así que espero en tres meses más terminarla”, proyecta.
Lo primero que hizo fueron las bases subterráneas de dos metros de profundidad, sumado a otro más en la superficie, y sobre esas plataformas comenzó el montaje. “Hice cálculos matemáticos, de geometría y trigonometría, porque aunque no hice la secundaria hice varios cursos, aprendí preguntando, y cada trozo de hierro lo hice con amoladora, todo artesanal, no tengo grandes máquinas, voy fabricando pieza por pieza, después le doy tres manos de antióxido y tres manos de pintura, hasta que una por una las voy ubicando”, enumera. En general lo hace en dos etapas, levanta los fragmentos de la estructura cuando culmina la tarde porque es el momento en que menos viento hay, y por la mañana retoma.Claudio junto a su esposa y su nieta en brazos: su familia es el gran sostén emocional que hace posible la obra
Claudio sigue trabajando como carpintero en un taller durante ocho horas, y una vez que termina su turno se queda hasta las medianoche para continuar con el proyecto que captura todas las miradas. Los fines de semana también los dedica a la torre, y recién después de catorce meses se va a tomar unos días para disfrutar de unas merecidas vacaciones en la provincia de Misiones. “Me duelen hasta las orejas, estoy muy agotado y estoy cuidando mucho mis piernas, porque desde que comienzo a elevar las piezas hasta que las instalo tengo que bajar y subir 20 veces, y la altura cada vez es mayor y ya no tengo posición cómoda de apoyo”, detalla.
Él hizo los planos, se las ingenió incluso para fabricar herramientas que no tenía, y lo diagramó en un proceso de al menos nueve etapas. “En el camino bajé cinco kilos, porque allá arriba hago mucho equilibrio, fuerza de piernas, y no puedo estar atado porque estoy continuamente en movimiento, se me han caído herramientas con el viento, así que tomo todos los recaudos necesarios, uso de mis reflejos, que todavía los tengo; eso es fundamental, porque la experiencia no se compra, se hace, y si llegué a los 22 metros, voy a llegar a los 30″, dice con convicción.“Es un proyecto muy costoso, no solo en lo económico, que para mí como trabajador es difícil, sino en tiempo, insume mucho tiempo”, indica Claudio Marchetti
Claudio también se desenvuelve como técnico industrial eléctrico, y algo que lo tranquiliza es que su proyecto fue revisado por ingenieros que se acercaron a conocer en persona la majestuosa obra, y le certificaron que cada cálculo que hizo y la manera en que planteó la construcción es correcta. “Me dijeron que está perfecta, que está muy bien construida, son profesionales que no me cobraron un peso, que se sumaron y me ayudaron, y se sorprendieron al ver que uso un sistema de ‘X’ con cables de acero para evitar movimientos, como el que se usa en las zonas de sismo, y eso es lo que le da seguridad y estabilidad”, señala.
La Torre Alicia
La réplica ya tiene nombre, y así lo indica el arco frontal: Torre Alicia, en honor a la localidad cordobesa del departamento de San Justo, donde viven aproximadamente 3600 habitantes. “La torre Eiffel tiene la forma de una letra ‘A’, que justo es la letra de mi pueblo, así que mejor imposible”, reconoce el autor de la obra, que además tiene alma de artista y toca el saxo desde hace muchos años.
“Mientras desayuno, me tomo unos mates frente a la ventana y la miro, la verdad es que ya me encariñé”, comenta. Su momento preferido es cuando en determinados momentos del día los rayos del sol hacen que se vea plateada y brille en contraste con el cielo celeste. “La orientación que elegí está pensada para eso, y en ciertos horarios y estaciones directamente se ve blanca”, detalla. Todavía resta enfrentar el desafío más grande: poner la cúpula, una pieza de 500 kilos que será la coronación de todo su esfuerzo. Aunque faltarán los balcones y los arcos como toques finales, asegura que serán detalles simples si se los compara con todo lo que hizo hasta ahora.Con una base de seis metros y una altura que ya alcanza los 22 metros, resta poner la cúpula, el mayor de los desafíos
“Ya tengo todo calculado, cómo voy a hacer el levantamiento, y no va a ser fácil, pero hay que ponerle el sombrero”, dice con humor, y revela que arriba de todo le gustaría poner una bandera argentina. Y eso no es todo: “Las personas van a poder ascender por escalera entre seis y ocho metros, y estoy evaluando hacer un ascensor vidriado para llegar hasta los veinte metros, con capacidad para dos personas, para que tengan la vista panorámica, que no sé si lo voy a hacer, pero ya lo tengo en mente”.
La torre se puede desmontar pieza por pieza por completo en tan solo dos días, y su idea es que cuando esté terminada se la pueda trasladar a un lugar público, para que funcione como atractivo turístico. Ya llegaron las primeras propuestas: desde la ciudad cordobesa de Carlos Paz hasta el país hermano de Chile, entre muchas otras posibles opciones, pero Claudio aclara que todavía no tomó una decisión y sigue en la búsqueda de la locación ideal. “Por la cantidad de gente que está llegando a mi casa para verla, a mí me gustaría que mi casa sea el lugar de fabricación, que quede registro que fue hecho en mi pueblo, en Alicia, y que después vaya a un lugar más adecuado, por más que sé que va a ser difícil dejarla ir cuando llegue el momento porque ya estoy acostumbrado a verla todos los días”, se sincera.“La veo y no puedo creer que la hice con mis propias manos, será cuestión de lo que depare el destino a dónde irá la Torre Alicia”, expresa el creador de la réplica (Gentileza Claudio Marchetti)
Nunca se imaginó que traspasaría fronteras, y que lo contactarían desde otros lugares del mundo para preguntarle por el proyecto. “Vino un funcionario del consulado de Francia que trabaja en Buenos Aires, a tomar todos los datos de la torre, y ojalá nos ayuden con mi señora desde la Embajada de Francia en Argentina para que podamos ir a conocer la original, sería increíble”, anhela. Después de todo el acompañamiento que le brindó su esposa, a pesar de los temores por el riesgo que implica la tarea que emprendió, siente que un viaje a la ciudad del amor podría resarcir muchos de los difíciles momentos que pasaron en el último tiempo.
“Lo más lindo de esto es cuando nos visitan familias con niños, y veo la ilusión de los nenes cuando ven esto, la sonrisa que le causa a las personas”, expresa emocionado. Algunos le dicen que tienen piel de gallina al verla en persona, muchos le piden si se pueden sacar una foto, se quedan charlando con él, y esos son instantes que lo recargan de energía. “Soy un simple trabajador, no soy arquitecto, no soy profesional, pero gracias a la experiencia se me está cumpliendo el sueño, y aunque no todos tienen la posibilidad de ir a ver la original, por lo menos van a poder ver esta”, sostiene. Y concluye: “Con todo lo que está pasando en el país, con las cosas malas que ocurren todos los días, si yo con esto le puedo sacar una sonrisa a alguien, aunque sea cinco o diez minutos, para mí ya está, eso no tiene precio”.
FUENTE INFOBAE