La frase “Nunca es tarde para aprender” vuelve a sumar nuevos ejemplos con Juana Rosa Vizcarra (79) y Otilia Valdez (83), dos cordobesas que cursan en la escuela Dr. Cesar Enrique Romero, de barrio Sacchi. Ambas están aprendiendo a leer y escribir, ya que, por diferentes cuestiones, no pudieron hacerlo cuando eran pequeñas.
Para las estudiantes, esta nueva oportunidad no sólo les permite aprender sino también sentirse acompañadas por otras mujeres mayores de 60 años, que asisten a la institución. Su aprendizaje se enmarca en el programa de modalidad Jóvenes y Adultos de la Municipalidad de Córdoba.
OTILIA Y SU VOLVER A EMPEZAR DESPUÉS DE UN ACV
Otilia Valdez nació en San Juan, terminó de cursar la primaria, pero no pudo seguir el nivel medio porque empezó a trabajar. “Cuando tenía 12 años, con mis padres vinimos a vivir a Córdoba, después vinieron mis hermanos que eran militares, y mis hermanas. Me tocó empezar a trabajar a los 14 en casas de familia, porque era chica para otro trabajo”, recordó en diálogo con Infobae.
“Yo sabía leer y escribir, pero tuve un ACV hace unos años, quedé sin poder hablar, recuperé el habla y tuve que aprender todo de nuevo”, contó y agregó que asistir a la escuela y aprender es lo que más le gusta.
Admitió que las matemáticas son sus favoritas porque disfruta de hacer cuentas. “Acá hubo un profesor que me ayudó mucho cuando vine a aprender todo de cero. Por eso, para mi la escuela es muy importante porque después del ACV hay muchas cosas que no me acuerdo… Yo estuve tres meses internada, sin poder hablar, y me fui olvidando de todo”, agregó Otilia.
ROSA Y SU LUCHA POR SEGUIR APRENDIENDO
Rosa es unos años menor que Otilia, volvió a las aulas hace un tiempo, pero reconoce que le cuesta aprender como antes. “Me enseñan y se me olvida…”, admitió y destacó que donde más siente esa falencia es en la lectura. “Aunque no sé leer como quisiera, soy bastante inteligente”, rescató.
Le tocó ayudar a su mamá a cuidar a sus hermanos y con las tareas de la casa, por lo que la escuela pasó a un segundo plano. De grande, enviudó a los 54 años por lo que, reconoció que sus amistades son su contención.
Ambas confiesan que la escuela tiene un rol importantísimo para ellas y aseguran que seguirán asistiendo “¡Hasta que Dios nos lleve con él!”.
CÓMO ES ENSEÑAR A ADULTOS MAYORES
Valeria Farinha es docente de educación primaria de la modalidad de Jóvenes y Adultos de la Escuela Dr. César Enrique Romero y, en diálogo con el mismo medio, contó cómo es enseñarle a adultos mayores.
“Ellos siempre se ponen un techo y llegan pensado que no puede aprender más de lo que saben, pero no es así. Nosotros, además, trabajamos desde los valores humanos, los hacemos sentirse valiosos para la sociedad y ayudamos a fortalecerlos desde la alegría para que salgan esas ganas de aprender, y para que estén dispuestos a pasar también, desde lo social, un lindo rato”, expresó.
En la escuela, cursan ocho alumnas regulares, cuatro vocacionales (que ya egresaron, pero siguen yendo) y dos más que son servidores municipales.
FUENTE VIA PAIS