Fundación Tzedaká: 30 años de solidaridad, apoyo y promoción

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Betina Rosental es la directora ejecutiva de la Fundación Tzedaká. Si bien lleva en el cargo apenas unos meses, tiene más de 20 años de trabajo en la organización que, según cuenta, “quiero y en cuya misión creo fervientemente”. El objetivo principal es proteger a los miembros más necesitados de la comunidad apoyando, promoviendo y desarrollando iniciativas sociales y educativas. Tzedaká significa justicia y solidaridad.

– ¿Cómo llegaste a ser la directora de Fundación Tzedaká?
Entré en el área de salud para dirigir el Banco Comunitario de Medicamentos en el que estuve 13 años; luego me inicié en el área de desarrollo de fondos para poner en marcha estrategias de recaudación en el exterior y la organización de eventos de recaudación locales. La dirección ejecutiva es, sin dudas, el mayor desafío de mi carrera, pero con la tranquilidad del acompañamiento de un board, un equipo profesional y cientos de voluntarios de excelencia .

– ¿Cómo fue la labor de Tzedaká con el correr de los años?
La fundación nació en 1991 con la misión de proteger a los miembros más vulnerables de la comunidad apoyando, promoviendo y desarrollando iniciativas sociales y educacionales. En estos 31 años de trabajo hemos atravesado todos los vaivenes del país adaptando nuestras estrategias sociales y nuestros programas a las diversas realidades. En nuestros inicios el foco estuvo puesto en garantizar la escolaridad judía a todas las familias; a partir de 1996 con el crecimiento de la pobreza se comienza a desarrollar un nuevo modelo de atención social, basado en la suma de la labor profesional y voluntaria y en asociación con distintas instituciones de la comunidad que fue determinante para lo que vino después: la crisis 2001/2002 donde la fundación (con el apoyo del Joint) decide multiplicar sus centros de atención social, crear nuevos programas y fundamentalmente desplegar toda clase de dispositivos para atención de las urgencias de alimentación y vivienda. Posteriormente, cuando la emergencia fue resuelta, pudimos comenzar a desarrollar programas promocionales en los campos de la educación y la formación laboral.

– ¿Cuáles son las acciones vigentes?
Hoy la situación vuelve a ser crítica, la pobreza vuelve a ser un tema que atraviesa la Argentina, y desde el área de asistencia integral seguimos brindando cobertura de las necesidades básicas y urgentes de alimentación y vivienda a través de nuestra red de 9 centros de atención social. Pero continuamos con más fuerza que nunca desarrollando nuestros programas educativos para alumnos de primaria, secundaria y estudios universitarios donde no sólo participan chicos cuyas familias son beneficiarias de la fundación, sino también incluimos a la red comunitaria. También desarrollamos un área de formación laboral donde brindamos capacitación a adultos que necesitan alguna forma de reconversión laboral y los acompañamos para mejorar sus condiciones de empleabilidad. En el área de salud tenemos un programa que es único en el país: el Banco Comunitario de Medicamentos. Un programa de distribución gratuita de remedios a personas que no pueden comprarlos. El Banco trabaja a partir de un equipo profesional que incluye farmacéuticos y procesos estandarizados para convertir donaciones de medicamentos en tratamientos médicos completos para 35.000 personas en todo el país que reciben medicamentos a través de una red nacional conformada por organizaciones comunitarias, pero también hospitales públicos, centros de salud y organizaciones sociales. Finalmente desarrollamos el único programa de Ayuda a Sobrevivientes de la Shoá (Holocausto), del que participan 250 sobrevivientes, con un promedio de edad cercano a los 85 años que pasaron por campos de concentración, guetos, escondidos, criados con familias cristianas y hasta el último sobreviviente argentino de la Lista de Schindler. Todos ellos reciben ayuda material, contención, orientación y participan de las más diversas propuestas de socialización como talleres de cultura, idiomas, yoga y hasta un taller literario donde han podido escribir sus historias editadas por la fundación en Voces con Historia, un libro que presentamos el año pasado.

– ¿Cómo impactó la pandemia en los más necesitados?
La pandemia tuvo consecuencias durísimas en enormes franjas de población. Quienes ya recibían ayuda social vieron agravada su situación porque perdieron alguna changa que les permitía algún ingreso: cuidadores de chicos o personas mayores, choferes de remis, vendedores de comida ambulantes, quedaron de un día al otro dependiendo únicamente de las organizaciones comunitarias por lo que hubo que pensar nuevas estrategias. La gente además no podía llegar a nuestros centros de atención social para recibir la ayuda con lo cual lo primero fue armar una red de emergencia. De un día para el otro sacamos camiones a la calle para llevarle a la gente lo que necesitara, sea un subsidio, estufas, los medicamentos, obviamente. Por primera vez en nuestra historia distribuimos diariamente viandas de comida que nos facilitó el Hogar LeDor VaDor para personas mayores solas viviendo en hoteles o pensiones. Tuvimos que pensar cómo hacíamos con los chicos que tenían que asistir a clases virtuales en familias donde no hay computadora o conexión a Internet, asegurar tratamientos psicopedagógicos o de salud mental, mantener a nuestros mayores -los más afectados- contectados y en acción. Pero además la pandemia afectó también a sectores medios como empleados de negocios que cerraron, personas que trabajaban en rubros críticos como turismo o entretenimiento que quedaron sin ingresos. Para ellos la fundación, con financiamiento y apoyo del Joint, creó un programa de ayuda en emergencia COVID 19 que llegó a atender a 800 personas con subsidios puntuales para alimentación, vivienda y salud.

– Por la crisis, ¿hay más gente que se acerca de Tzedaká?
Sí, claramente en las situaciones de crisis suceden dos cosas: se profundizan las necesidades de quienes ya reciben ayuda y se reciben nuevos pedidos de ayuda. Y esto se verificó también en la pandemia y sigue sucediendo. Al iniciar el 2021 la fundación atendía a 4.000 personas en forma directa, más 35.000 que reciben medicamentos a través de los hospitales e instituciones con los que trabajamos. Es enorme la cantidad de pedidos de ayuda con medicamentos que nos llegan a diario, y a pesar que una de las dificultades que nos trajo la pandemia es que recibimos menos medicamentos donados por reducción del movimiento de la gente, las instituciones y las empresas, pudimos con esfuerzo distribuir medicamentos por más de 226 millones de pesos en todo el país a través de hospitales, organizaciones sociales y centros de atención social.

– ¿Cuáles son hoy las mayores necesidades?
Con los niveles de pobreza que estamos viendo en el país, con serios problemas de empleo, con casi el 50% de los trabajadores con empleos precarios, las necesidades de la gente se multiplican y entonces son mayores también los pedidos de ayuda. El tema de los alquileres es un enorme problema hoy para las familias que al no poder sostenerlo lo arreglan conviviendo abuelos, hijos y nietos, con la consecuencia en un deterioro de la calidad de vida. Y por supuesto nos encontramos en la obligación de seguir apoyando a nuestros mayores y a nuestros niños. Cada chico al que ayudamos en la escuela debemos acompañarlo hasta el final del camino. Un tema de mucha necesidad que aparece también, como mencioné antes, es el de los medicamentos.

– ¿Cómo trabajan en las diferentes acciones que llevan a cabo?
La fundación trabaja con un modelo de intervención social multidisciplinario, basado en el concepto de orientación social, que es el trabajo que realiza la coordinadora de cada uno de nuestros centros con las personas que reciben ayuda para fortalecerlos, orientarlos, ayudarlos a buscar las herramientas para mejorar su condición en el camino de buscar que pueda pararse sobre sus propios pies y dejar de recibir ayuda. En ese trabajo radica la diferencia entre el asistencialismo y la promoción. No somos una ventanilla donde se entregan ayudas, no todos reciben la misma ayuda sino que se aborda cada historia, se evalúa qué necesita, con qué recursos cuenta, cómo estimularlos y finalmente cómo y con qué se ayuda en caso de que corresponda.

– ¿Cómo se puede hacer para donar?
En nuestra web www.tzedaka.org.ar encuentran fácilmente las opciones para donar. También pueden encontrarnos en las redes sociales donde podemos ayudar a canalizar cualquier donación que deseen hacer. Las donaciones de dinero son fundamentales para poder sostener proyectos a largo plazo pero no son la única manera de colaborar. Recibimos ropa, muebles, juguetes o cualquier otra donación de cosas que ya no están en uso que nosotros comercializamos en nuestro emprendimiento Tzedek. Y obviamente nuestro Banco Comunitario de Medicamentos necesita donaciones de medicamentos. Hay muchas formas de sumarse a este proyecto solidario y hay un lugar para cada uno.

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