Estudiaba veterinaria pero no le iba como esperaba. Ahora trabaja en un local de ropa y su tiempo libre lo pasa en el lugar que ama: “Sin dudas cambio un finde de joda en la ciudad por ir al campo”.
Ludmila Lizarralde nació en Santa Rosa, La Pampa, y hasta hace poco vivía en General Pico donde estudiaba veterinaria. A pesar de sus ganas, su esfuerzo y dedicación, los resultados en los exámenes no fueron los esperados y su vida cambió: ahora pasa de estar en jean y zapatillas en el local de ropa donde trabaja, a ponerse las alpargatas y la bombacha de campo para dedicarse, en su tiempo libre, a aquello que la hace feliz.
Mientras planea retomar la universidad el próximo año, y analiza cursar la carrera de martillero público o administración de empresas agropecuarias, la joven de 23 años muestra en las redes sociales su amor por los caballos, y viraliza su pasión por la tradición argentina.
“Sin dudas cambio un finde de joda en la ciudad por ir al campo”
“Dejé veterinaria para que mis papás dejaran de gastar plata, porque no me iba tan bien. Me sentí mal por no poder terminar la carrera, pero me dí cuenta que me preocupaba más lo que iba a decir la gente que lo que me estaba pasando a mí”, contó en diálogo con TN.
Sumado a los resultados poco satisfactorios, Ludmila reconoció que mientras cursaba y estudiaba, extrañaba “mucho el campo y a los caballos”. “Estando en Pico no podía verlos y gracias a ellos soy lo que soy. Para algunos puede no ser mucho, pero para mí ellos son todo”, dijo.
La pampeana explicó que Luis, su papá, pudo armar una tropilla y que, por acompañarlo al campo desde chiquita, se contagió de su pasión. Ahora comparten los animales y se turnan para participar de las fiestas tradicionales que se hacen por la zona.
“Paso de vestirme de jean y zapatillas para trabajar en el local, a ponerme la bombacha y las alpargatas. Sin dudas cambio un finde de joda en la ciudad por ir al campo. Me está costando mucho estar encerrada trabajando siendo paisana, es un cambio importante para mí”, explicó.
“Siento que son la curita al corazón
Ludmila considera que “el campo es el motor del país”, y se siente orgullosa de que su familia le inculque los valores que caracterizan al sector. “Empezó mi abuelo con esto, siguió mi papá y me enseñó. Aún llama la atención ver a una mujer con la tropilla en los festivales, pero seguir las tradiciones es un orgullo de la familia y le diría a otras chicas que se animen, que pueden trabajar en el campo”, contó.
Si bien en los festivales recibe el apoyo y las felicitaciones de la gente porque “es un ambiente con mucho compañerismo”, a la joven le impacta la repercusión de su presencia en las redes, y cómo los usuarios la incentivan a seguir compartiendo imágenes de su pasión. “Empecé a subir contenido y hubo seguidores que me hicieron unos versos improvisados. Para una que empieza desde abajo valen mucho esos gestos”, afirmó.
Su sueño es participar del Festival del Caldén que se realiza en Nueva Galia, San Luis. “No sé qué hubiese hecho si no me metía con los caballos. Siento que son la curita al corazón cuando estamos mal porque son muy compañeros. Estar con ellos es como ir al psicólogo”, concluyó.
Fuente: TN