Visten las polleras de sus madres y abuelas, y aunque llevan varios años arriba de una tabla, fue a partir del 2019 cuando comenzaron a practicar skate para reivindicar la inclusión de las mujeres en ese deporte.
Homenajean a sus ancestras vistiendo las polleras de sus madres y abuelas, y aunque llevan varios años arriba de una tabla, fue a partir del 2019 cuando comenzaron a practicar skate para reivindicar la inclusión de las mujeres en un deporte que supo estar reservado a los varones.
Imilla Skate se llama ese grupo de mujeres skaters bolivianas que también fomenta el deporte extremo femenino. Imilla, palabra que existe tanto en aymara como en quechua, dos de las lenguas habladas en el país vecino, es el equivalente a “piba” en la Argentina y “garota” en Brasil.
Las cosas han cambiado en la Bolivia plurinacional y en la cual aparece con fuerza una tendencia a la reivindicación de los orígenes étnicos, en particular entre las mujeres.
“La pollera es empoderamiento. Mi madre no quería que patine porque era una actividad de los varones. Mi abuela dejó de usar la pollera por problemas de salud. Pero ahora las dos están orgullosas de que lo hago“, señala a María Belén Fajardo, quien con sus 21 años es la menor de las Imilla Skate.
Y cuenta que el grupo tiene nueve integrantes, quienes se conocieron mientras disfrutaban del Parque Mariscal Andrés de Santa Cruz, en la ciudad de Cochabamba, ubicada a unos 380 kilómetros al suroeste de La Paz. “Después de mucho charlar -añade- llegamos a la conclusión de que era necesario agruparnos y patinar con pollera para mostrar un mensaje de inclusión”.
La primera presentación pública del colectivo ocurrió el 7 de abril de 2019, en ocasión del Día del Peatón en Cochabamba. A partir de entonces, filmaron sus actividades, armaron su sitio web y concitaron la atención de medios internacionales.