No tenían agua caliente en sus casas, crearon un calefón solar y ganaron un premio

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En el Nuestra Señora del Buen Consejo, de Barracas, el 60% de las estudiantes viven en la Villa 21-24 y muchas no cuentan con el servicio. Con ese dinero fabricarán más prototipos para los vecinos del barrio.

Que en la escuela no se aprende solo matemática, lengua y ciencias sociales no está en discusión. Sin embargo, lo que logró un grupo de alumnas a partir de una propuesta de su colegio en Barracas sorprendió y conmovió a la comunidad. Ganaron un premio de $2 millones por diseñar y desarrollar un colector solar con materiales reciclados que permitirá a familias en situación de vulnerabilidad de la zona tener agua caliente.

Alumnas y directivos del Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo todavía no salen de la emoción. A partir de una capacitación a la que asistieron este año, no solo encontraron una forma de dar solución a una seria necesidad que tiene un alto porcentaje de vecinos, sino que ellas mismas y sus familias también padecen.

Es un eje transversal que se trabaja mucho desde distintas disciplinas en el colegio; en arte, en música inclusive, por ejemplo. También hacemos ecobotellas, se trabaja en varios proyectos”, apunta Alejandra Fernández Pedemonte, rectora del secundario la directiva. “Es una crisis que atraviesa el planeta y los jóvenes son quienes pueden ir haciendo pequeños cambios”, agrega.

Actualmente el 60% de las estudiantes viven en la Villa 21-24, mientras que el resto son de barrios aledaños de la Ciudad de Buenos Aires, como La Boca, Constitución, Villa Lugano, y también del sur del conurbano bonaerense. Al pensar en necesidades de los vecinos, decidieron apuntar al acceso al agua caliente, que incluso afecta a cerca del 10% de sus familias.

Con exactitud, por una encuesta que se hizo en el nivel secundario, se conoció que el 9,8% del alumnado no tenía agua caliente. “A muchas les impresionó saber que había compañeras con esta problemática. No lo contaban porque les daba vergüenza”, relata.

“Participamos de un programa a través de Fundaciones Grupo Petersen sobre innovación en la escuela, que ponía el foco en trabajar por habilidades y competencias y nos propusieron armar un proyecto con impacto social”, explica a la rectora de secundario. “Acá buscamos algo que pudiese contribuir para nuestra comunidad y las alumnas eligieron involucrar energías alternativas”, cuenta.

“Rayos de dignidad”, energía solar y un proyecto ganador

En ese sentido, las 47 estudiantes de 4to año idearon “Rayos de dignidad”, que consiste en la fabricación de un colector que permite calentar agua con energía solar y está hecho con materiales reutilizados.

El proyecto implicó que se trabajen aspectos relacionados con energías alternativas, cuestiones de física, matemática y ciencias que implicó el trabajo interdisciplinario de 7 materias. Capacitación, estudio y puesta en marcha de una campaña de recolección de materiales en la que se involucró a todo el colegio.

Las estudiantes pensaron en incentivos para que los chicos de todos los cursos reunieran botellas y latas, hicieron una gran campaña de difusión y concientización sobre la problemática ambiental”, describe Fernández Pedemonte.

En este sentido, Fabiana Fraga, docente de física, que lideró el proyecto, recordó también que los profesores acompañaron el proceso con capacitaciones. “En mi caso, no sabía nada de caños ni de energía solar”, dice.

Ella realizó un curso online de una ONG que se dedica a este tipo de fabricaciones. “Me comentaron que llevaban 7 años haciéndolos y los primeros que instalaron todavía siguen funcionando; con lo que, al menos, unos 10 años debe ser la vida útil”, indica. “Además, si lo pensamos, esas botellas y los materiales que usamos tardan millones de años en degradarse”, agrega la docente.

Una vez finalizada la campaña y armado el proyecto teórico (que tomó unos dos meses) pusieron manos a la obra, se dividieron en grupos para trabajar y fabricaron un prototipo.

El proyecto lo presentaron ante un concurso de la misma Fundación (Premio Fundaciones Grupo Petersen), del que participaron 95 escuelas del país. Se trata de un programa que busca “acompañar, capacitar y premiar” la implementación de proyectos educativos innovadores transformadores. Hace unas dos semanas les informaron que la escuela era una de las ganadoras de $2 millones para implementar la idea.

Qué materiales utilizaron y cómo funciona el colector solar

El colector solar que construyeron se hizo principalmente con botellas de plásticos PET, latas de aluminio y envases de tetra brik. “Consta de dos partes: por un lado se utilizaron caños de plástico PVC (caños de agua), que forraron con latitas de aluminio, lijadas y pintadas de negro, para que absorba más radiación. Por entremedio de la lata pasa el caño”, detalla la profesora de física.

Las tiritas de packs de tetrabrick se ubican detrás de los caños junto con telgopor y todo va adentro de dos capas de botellas de gaseosas. “La otra parte es un tanque con capacidad de 60 litros, al que van conectados los caños. Con 4 horas de sol ya calienta el agua”, precisa.

Según indican, se puede bañar una familia de 4 personas una vez que el agua alcanzó la temperatura adecuada. “Adentro de la botella se genera un efecto invernadero, eso hace que tome temperatura. Se conecta al tanque y funciona por efecto termosifón”, agrega Fraga en relación con el proceso.

El prototipo se armó en el patio de la escuela y será el modelo a seguir para avanzar el año que viene con los próximos. Los destinatarios serán, en principio las familias del colegio, que también recibirán la capacitación adecuada, y luego se distribuirán en el barrio.

Fue un enorme trabajo, ver a las alumnas poniéndole el teflón a los caños, fue espectacular. Agotador pero muy fructífero. Es cuestión de animarse, ahora que pudimos hacerlo veo que es totalmente viable. Ayudamos al ambiente, a quienes lo necesitan y también es ahorrar el costo de un colector tradicional”, cierran.

“Fue como una solución mágica”: mucho más que un premio para Nuestra Señora del Buen Consejo

Según relatan las docentes, esta oportunidad de un trabajo y aprendizaje distinto llegó en un momento muy particular. “La pandemia impactó mucho en el alumnado. Había que nivelar, ayudar a reforzar contenidos y con este proyecto se involucraron y mejoraron otros aspectos del aprendizaje. Ese fue uno de los resultados mas lindos”, expresó Fernández Pedemonte.

Se unieron mas como grupo, trabajaron en equipo, de manera colaborativa. Más allá de que fuera algo bien práctico, tenía mucho sustento teórico”, remarca.

La iniciativa se transformó en una inyección de energía y el premio, en broche de oro. “Hubo mucho esfuerzo puesto y fue un reconocimiento hermoso. Es trabajar para la dignidad y también es premiar el trabajo creativo de las chicas”, consideró Fraga. “En este caso era un curso muy disparejo en cuanto a niveles, estaban muy desganadas. Cursaron 3er año en pandemia, sin presencialidad, muchas no se conocían ni siquiera”, agregó.

Las docentes se muestran orgullosas y entusiasmadas. “Cuando le das el protagonismo a los adolescentes los resultados son increíbles, se apropian de la oportunidad. La educación es la herramienta para incluir, pero incluir con calidad, darles oportunidades equiparables a cualquier alumno que venga de otro lado”.

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