Por Fernanda Di Benedetto
La oficina de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, para los privados de la libertad que estudian allí, significa mucho más que solo un simple lugar donde hacer el papeleo correspondiente.
Significa un lugar de contención, un lugar donde acudir cuando tienen problemas o no se sienten bien, y un lugar con gente en la que pueden depositar su confianza a la hora de, por ejemplo, inscribirse en la facultad, inscribirse a exámenes, y hacer los reclamos cuando no los trasladan.
Desde la oficina, brindan mucha información de la cantidad de actividades en las que participan activamente, ya sea el acompañamiento dentro de la facultad, o la ayuda que les brindan para que sus proyectos dentro de la Unidad se cumplan.
Hay muchos casos en los que la oficina se involucró para que los privados desarrollen otras actividades creativas como, por ejemplo, un pequeño negocio de artesanías. El interno que lo llevó a cabo realizaba todos los trabajos dentro de la Unidad, y se los ofrecía a sus compañeros del pabellón y a los guardia cárceles, policías, y profesores que iban a dar clases allí. Además, llevaba sus manualidades a la facultad para venderlas a la salida de las cursadas a sus compañeros y profesores, quienes estaban muy dispuestos a colaborar.
Así como él, hay muchos otros privados que disfrutan de realizar actividades tanto creativas como académicas, al punto de participar en la cocina y hacer ayudantías para compañeros que no entienden alguna materia en particular, y DDHH es la primera en alentarlos a realizar sus sueños y a expandirse de las rejas para afuera.
Es en este espacio donde aparecen personalidades como la de María Eugenia Chanelli, una de las primeras alumnas privadas de la libertad que ingresó a la carrera de Periodismo y Comunicación Social tras firmarse el convenio en el 2005.
Luego de varios años incursionando en los estudios, Eugenia recuerda cómo fueron esos primeros momentos y cómo fue el recorrido estudiando en la facultad.
-¿Cómo comenzaste a cursar en la Facultad?
– Estaba privada de la libertad, y se me dificultó cuando termine de rendir las libres para poder venir a cursar las cuatrimestrales acá porque tenía un impedimento legal, no podía salir. Asique bueno, en tiempo y forma me hicieron un seguimiento exhaustivo en la unidad, que se vuelca en un informe institucional donde el servicio penitenciario hace nexo con el tribunal, diciendo que tengo la capacidad, que llevo la responsabilidad en el tema facultativo y el ímpetu de estudiar a pesar de las condiciones. Logré el permiso y empecé a venir a cursar.
– ¿Cómo fueron esas primeras salidas de la Unidad para ir a la Facultad?
-Sentía vergüenza sobre todo, porque venía esposada hasta que entraba al edificio y me sacaban las esposas, no era muy común, eran otros tiempos. Luego pasamos a ser 12 compañeras que veníamos juntas, y después se fueron sumando más. Me pone muy contenta poder haber ido a cursar y pasar tiempo con los chicos de Derechos Humanos, me divierte y me recuerdan que estudiar fue una buena decisión.
– ¿Cómo era la relación con los profesores en un principio en la Unidad?
– Yo creo que para las dos partes fue experimento. Nosotros no sabíamos cómo enfrentar la situación, porque somos adultos, no es lo mismo cuando vos estas en la primaria o en la secundaria que tenes ciertos límites, nosotros somos grandes. Hay tiempos de mucha tensión por el ambiente de la cárcel. Por otro lado, uno siempre tiene la desconfianza de decir ¿es profesor o es un policía disfrazado de profesor?, ¿nos están mintiendo? Porque todo esto en realidad surgió como si fuera una gran prueba piloto y bueno estábamos así. De todas formas, notamos que los profesores se preocupaban y preguntaban por los compañeros que no iban a alguna clase, y sobre todo el área de Derechos Humanos la remó y la rema mucho para que todos los privados de su libertad tengan esta oportunidad. Obvio que después depende de nosotros conseguir el permiso, pero ellos nos contienen y nos ayudan.
– ¿Cuáles son tus expectativas ahora que pudiste finalizar tus estudios?
– Estuve tres veces privada de la libertad por robo. Pero hoy, con la frente en alto estoy convencida de que mi presente es otro, espero cumplir el sueño de trabajar de esto, compartir mis logros con mi familia y poder evolucionar como persona y como profesional.