Hace unos años que la sociedad comenzó a fomentar prácticas mas amigables para generar un mundo mejor y más sano, a través de prácticas y acciones como por ejemplo las sustentables. La responsabilidad social tomó un rol fundamental a la hora de encarar proyectos, ya sean sin fines de lucro o lucrativos, buscando trascender en actividades que unan a las personas en pos del bienestar colectivo.
Es asi como personas como Andy Stalman, licenciado en Relaciones Internacionales y Periodismo, trabaja para hacer crecer el concepto de “Tótem”, que creó para explicar este vínculo de los seguidores con las empresas y ONGs en las que pasan de ser meros consumidores a ser creyentes, a creer en los valores y objetivos de estas organizaciones que apuntan a generar marcas más humanas.
Hace 25 años que Andy se dedica a trabajar en el rubro del branding a nivel global, y asegura que las marcas que trascenderán en el tiempo son aquellas que “han entendido su contribución a crear creyentes, mejorar la conciencia, respetar a las personas, ser más humanocéntricas. Los tótem son las que tienen valores reales y coherencia entre lo que dicen y lo que hacen”. Además, asegura que las marcas que apuntan a ser más humanas y a conectar desde otra perspectiva con sus seguidores, tienden a ser más exitosas y a generar mejor reputación.
Andy transmite alrededor del mundo esta idea de involucrarse a un nivel mucho mas empático, al punto de pedir en sus conferencias que los asistentes se abracen entre sí. Ante la pandemia, razón por la cual se suspendieron las conferencias presenciales, Andy establece que “Hay que volver a abrazarse y besarse porque abrazarse es bueno para la salud, la mente, el cuerpo, para nuestro sistema inmune”. Y cree que pronto “con una buena mascarilla y todos vacunados volveremos a abrazarnos”.
Para ahondar un poco más, en una entrevista con Infobae, Andy explica por qué elige el término “tótem” para referirse a las organizaciones socialmente responsables. Los totem se remontan hace 12 mil años, eran considerados símbolos de la naturaleza “de los cuales la tribu, el clan, la familia se reunían porque esos tótems tenian poderes, daban una sensación de seguridad, de protección eran admirados venerados y operaba como elemento aglutinador”, comenta el licenciado.
Sobre esto, comenta que la relación del término con las marcas es que actualmente, en el siglo XXI ya no sólo se abocan a vender productos y servicios, si no que se abocan a generar recursos para salvar el planeta o para mejorar las relaciones sociales, para conectar a las personas que tienen este tipo de objetivos en común. “Estos tótem posmodernos reúnen las características que tenían los tótem antiguos: proporcionan esta sensación de seguridad, de protección, de sentido de pertenencia”, establece Andy.
Esta idea de responsabilidad social se profundizó tras la pandemia, ya que la sociedad llevó más allá las conexiones sociales que fueron extremadamente necesarias para sobrellevar todas las emociones negativas que el virus fomentó. Sobre esto, Andy está seguro de que a partir de ese momento se comenzó a formular un nuevo paradigma en el que las emociones van a predominar a la hora de consumir productos y servicios.
“Al final del día, igual que nos conectamos con los tótem y nuestros ancestros hay cosas desde una perspectiva psicológica y sociológica que no han cambiado: el ser humano es lo que siente. Y el estado de ánimo de una sociedad impacta en la economía, el estado de ánimo del mundo impacta en el comercio y las relaciones diplomáticas”, comenta, agregando que “Sentirnos y conectarnos, no solamente con lo tecnológico, sino emocionalmente que al final es lo que nos hace estar vivos y nos hace sentirnos vivos”.