El presidente y fundador de la Fundación Konex que otorgan cada año los premios más prestigiosos de Argentina, cuenta sus vivencias en una charla íntima con Optimism
POR ALEXANDRA BARRETO
Luis Ovsejevich es un empresario y abogado que desde muy joven tuvo una vida muy activa laboralmente, y la cual transita con gran aporte a la sociedad al ser el creador de los premios Konex. Su trayectoria y deseo constante por promocionar el arte, la ciencia y la cultura son, tal vez, sus mayores logros.
Vida precoz profesionalmente, se graduó de bachiller a los 15, de abogado a los 19, con su propio estudio jurídico, ¿cómo fue vivir todo tan aprisa?
Como todo, ha tenido sus ventajas y desventajas. Por un lado me permitió “salir rápido” a la vida para hacer aquellas cosas que quería llevar adelante; por otro, en el “saltar” etapas siempre algo se pierde. Pude no vivir ciertas experiencias que se tienen en la adolescencia y en la primera juventud.
En su vida hubo un desierto tras haber practicado la docencia más de una década. En 1969 se dedicó a la firma comercial Konex-Canon, representante de la marca japonesa en el país.
Disfruté realmente mi etapa como docente desde 1962 a 1975, tanto en la Facultad de Derecho como en la de Ciencias Económicas de la UBA. Tengo un grato recuerdo de mis alumnos, los cuales ponderaban muy positivamente mis clases. Durante todos estos años varios de ellos han desarrollado un importante rol en la actividad pública y privada. Cuando mi actividad empresaria comenzó a demandarme mucho tiempo y atención, decidí finalizar con la docencia.
En los 80 creó los Premios Konex, ¿cómo nació esta idea?
Siempre quise devolverle a la comunidad y al país lo que me habían brindado. Pensé que destacando a aquellas personalidades que sobresalían en distintas ramas de la cultura, y que eran un ejemplo para la juventud, era una buena forma de hacerlo. La frase que remarqué en su creación fue la de “sembrar el porvenir”. Así nacieron los Premios Konex en 1980 y a continuación la Fundación Konex, para darle un marco institucional.
Y luego llegó la Ciudad Cultural Konex.
El 25 de mayo de 2002, en plena crisis, se inauguró el Centro Cultural Konex que funcionaba en la planta baja del edificio de la Fundación Konex en la Avenida Córdoba 1235. En 2005 esta idea se amplió a la Ciudad Cultural Konex, ubicada en el barrio del Abasto, en la calle Sarmiento 3131. Se hizo un reciclaje a cargo del arquitecto Clorindo Testa de un viejo edificio industrial, que era una aceitera. Desde sus inicios mi hijo Andy tomó su dirección general y la maneja de manera brillante.
En una entrevista en diario Perfil comentó que no veía televisión, ni series, poco cine, ¿ha cambiado o sigue con esta postura?
Miro algo de televisión, de vez en cuando algo de cine, pero sinceramente mi inclinación mayor es hacia la lectura. Leo en general libros de ensayos; me interesa también mucho la historia argentina y mundial, así como la geografía.
Sufrió bullying de parte de sus compañeros de secundaria porque era más joven que ellos y además el mejor alumno.
En ese momento no existía ese término, pero sí tuve algún tipo de señalamiento por parte de algunos compañeros cuando cursé el 5to año de la secundaria, pues tenía 14 años y ellos 17. Seguramente tiene que ver con esto que mencioné del “saltar” etapas.
Sus orígenes, viene de un padre que llegó de Polonia y armó un futuro en Argentina.
Vengo de la cultura de los inmigrantes, básicamente europeos en esa época, de quienes creían que el trabajo duro y honesto era la clave para la ascensión social. La creencia de que un esfuerzo temprano podía rendir sus frutos en el futuro. Que los hijos iban a poder estar mejor preparados para la vida que sus padres. En ese ambiente me eduqué.
Usted se crió con su familia en el barrio de Once, ¿qué recuerdos tiene de esa época?
Todos los recuerdos que pueden tener un chico a esa edad: los programas de radio, los juegos, los lugares y vecinos del barrio, las amistades. Muchas cosas las recuerdo en mi autobiografía “Álbum de mi vida”, libro que se estructura en una conversación con Albino Gómez.
Mucha pasión por viajar, recorrió más de 130 países.
Como dice el dicho “Viajar amplía la mente”. Es una excelente oportunidad para conocer personas, culturas y costumbres distintas a las del propio país. Ayuda a entender que existen diferentes miradas y pensamientos alrededor de la vida, la sociedad y el mundo. Colabora en una mejor compresión del otro y su realidad. Lamentablemente en nuestro país la clase dirigente no ha viajado por el mundo y eso se nota en la forma como luego conducen el Estado.
Últimamente hay una oleada de gente que quiere irse de la Argentina, ¿le pasó la idea en algún momento?
Seguramente, pero ha prevalecido la de quedarme en la Argentina que es donde tengo a mis hijos y mis nietos. Mi apuesta es a seguir haciendo aportes desde la cultura y la educación, siempre con una mirada de largo plazo y en beneficio de aquellos que quieren progresar. Y tengo todavía la esperanza de que llegue a gobernarnos una clase dirigente con visión de futuro y que algún estadista surja de ella para liderar nuestro país, sin preocuparse por ganar la elección siguiente.
Su paso por el Teatro Colón, ¿cómo lo vivió?
Más allá de las dificultades con las que me encontré, hubo muchas, permitió entender desde adentro qué significa la función pública y cómo uno desde ese lugar también puede trabajar en pos de mejorar, en este caso, la propuesta cultural para la comunidad. Fue un gran desafío que asumí con mucho compromiso, dedicación y esfuerzo. Lo hice ad honorem, lo cual llamó poderosamente la atención. Tratando de demostrar eficiencia y honradez.
La premiación de los Konex sin duda tiene la importancia de que el ganador sea una persona que lo valga realmente.
Hay muchas personas en la Argentina que hacen muy bien su trabajo, y eso merece salir a la luz pública. En eso consisten los Premios Konex, en dar a conocer a la comunidad, especialmente a la juventud, aquellas personalidades que son un ejemplo en sus respectivos campos de actuación. Son 100 personalidades cada año. En la primera década fue de la historia y a partir de la segunda década es el reconocimiento de los últimos 10 años. Cada año a una actividad diferente que por ende se repite cada 10 años. El Konex de Brillante, la máxima premiación, se otorga a alguien que ha tenido una sobresaliente actuación. Así lo recibieron entre otros: Jorge Luis Borges, Luis Federico Leloir, Juan Manuel Fangio, Mercedes Sosa, Norma Aleandro, René Favaloro, Martha Argerich, entre otros.
¿Recuerda ese momento con Juan Manuel Fangio?
Sí, por supuesto. Era 1980, el primer año en que se entregaban los Premios Konex, en este caso al deporte. Fue inolvidable su frase: “Le voy a pedir al de la zurda que no me falle. Es la primera vez que me premian en la Argentina”. Para mí fue una gran satisfacción contarlo como el máximo premiado.
Usted no decide pero elije un jurado, ¿cómo es la selección?
Así es, no tengo injerencia alguna en las decisiones del gran jurado, compuesto cada año de 20 personalidades y responsable de elegir a los premiados. Creo que esto es un capital fundamental del prestigio y la seriedad de nuestra labor. Convoco a integrarlo a figuras que ya hayan recibido anteriormente el Premio Konex, y al aceptarlo se autoexcluyen a ser premiadas, gesto que destaco muy especialmente.
Premios Konex refleja más a la hora de premiar, la trayectoria de una persona y no tanto el éxito del momento.
Efectivamente, los premios no destacan lo fugaz o pasajero, sino una trayectoria, la labor de una persona a lo largo de una década. En este sentido, mira sus trabajos en un largo plazo, valorando la excelencia, la constancia y por supuesto también la ética de su actuar.
La pandemia no permitió hacer la premiación y afortunadamente este año se pudo hacer, ¿cómo fue vivir esa transición?
La pandemia no detuvo las premiaciones, sino que nos obligó a manejarnos con otros plazos. En 2020, año en el que premiamos al deporte, no pudimos hacer la ceremonia de entrega de los diplomas al mérito en el mes de septiembre. Por lo tanto, le enviamos a cada uno de los 100 premiados sus diplomas. En marzo de 2021 ya pudimos concretar el acto culminatorio de deportes haciendo la ceremonia al aire libre en el Patio de la Ciudad Cultural Konex. En el 2021, año del espectáculo, retomamos el calendario normal aunque sólo desplazando las dos ceremonias un mes adelante en la búsqueda de un contexto sanitario más favorable.
Los Premios Konex son el instrumento que encontré para resaltar lo mejor que tiene la Argentina
Luis Ovsejevich
¿Qué representan los Premios Konex en su vida?
Ocupan un lugar importantísimo, luego de mis afectos más próximos, que son mis tres hijos y cinco nietos. Son el instrumento que encontré para resaltar lo mejor que tiene la Argentina en 10 actividades culturales como son deportes, espectáculos, artes visuales, ciencia y tecnología, letras, música popular, humanidades, comunicación-periodismo, instituciones-comunidad-empresa y música clásica.
Hablemos de la Fundación Konex.
La formé en 1980 con un amplio propósito de apoyar y promover todo tipo de iniciativas culturales, educativas, científicas, deportivas, entre otras. El otorgamiento de los Premios Konex se convirtió en su actividad principal. En 1991 sumé el ciclo Vamos a la Música con obras clásicas de ópera, ballet y concierto para niños, y en 2015 armé el Festival Konex de Música Clásica para jóvenes y adultos. A lo largo de estos más de 40 años promovimos muchos proyectos culturales. El más reciente, en 2019, fue la restauración del salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA.
El sitio donde funciona la Ciudad Cultural Konex data de la década del 1920, ¿cómo fue esa transformación arquitectónica?
La Ciudad Cultural Konex se construyó sobre los cimientos del antiguo edificio de la Aceitera Nidera. En su momento, se realizó un concurso de arquitectura con proyectos para darle forma a este nuevo espacio cultural. Hoy es sin duda un “must” del circuito cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Su “escalera puente” de Clorindo Testa y su cañón en altura con el neón de Konex son íconos inconfundibles.
El premio Konex de brillante de 1984 fue a Jorge Luis Borges. ¿cómo fue ese momento?
La presencia de Borges en la entrega fue prácticamente su última aparición pública previa a su ida a Ginebra, donde falleció en 1986. Claramente para ese año, su salud estaba afectada. Pero su personalidad y halo estaban intactos. Recuerdo que estaba muy feliz de recibir el Konex de Brillante, y creo que esa foto con el premio es la última en vida.
En el 2008, Jorge Bergoglio, antes de ser Papa, estuvo nominado con Jorge Casareto, a pesar de que ambos estaban casi parejos en las votaciones, ganó Casareto. El Papa Francisco se perdió un Konex.
Sí, la votación estuvo pareja y el gran jurado se inclinó por Jorge Casareto. Pero 10 años después en 2018 se otorgó una mención especial a los Valores del Papa Francisco.
¿Cómo se lleva con la fama y el reconocimiento?
Cultivo en general un perfil bajo. Soy más del trabajo constante. Me van a encontrar más tiempo en mi oficina que en mi casa o en eventos. Si levanto el perfil suelo hacerlo por alguna causa que realmente vale la pena.
¿Qué opina de lo que estamos viviendo con la parte musical en lo cultural? Hay un apogeo de cantantes de una nueva oleada como L-Gante y otros traperos.
Es bueno que existan todo tipo de expresiones en lo musical y en lo cultural en general. En cuanto a si se premiarían o no determinados artistas, es una decisión que recaería siempre en el gran jurado de cada año. En cuanto a mi apreciación personal, los Premios Konex suelen inclinarse por personalidades que agregan valor a su actividad y a la sociedad, siendo desde la calidad, el profesionalismo y/o la conducta ética.
¿Qué fue lo más emocionante de la ceremonia de este año?
Este año se entregaron los Premios Konex al Espectáculo. Rescato el gran clima de alegría y amistad que se vivió durante la ceremonia de los 100 Diplomas al Mérito en octubre. Se agregó el condimento de que los artistas se encontraron en un gran evento todos juntos luego de varios meses de parate, fruto de las condiciones sanitarias. Y destaco muy especialmente el impecable trabajo del presidente del gran jurado, Ricardo Darín, quien había sido el Konex de Brillante en 2011.
¿Cómo fue la premiación de Luis Alberto Spinetta?
Spinetta quiso recibir su trofeo de 2005 pero no en el marco de una ceremonia. Entonces, personalmente me acerqué a llevárselo a su estudio. Estaba muy agradecido y nos grabó un video. Obtuvo el Konex de Platino en tres oportunidades: 1985, 1995 y 2005. En el 2015 el gran jurado le concedió el Konex de Honor, la distinción a la máxima figura fallecida de la década.
Es cierto que usted llama por teléfono a cada uno de los ganadores de los diplomas.
Así es. Tras la elección inicial del gran jurado llamo a cada uno de los 100 premiados. Es un gesto que muchos me agradecen. Considero que, siendo el creador del premio, corresponde que se enteren de su distinción de primera mano y no por un tercero o por un medio de comunicación. Luego de estos llamados, salimos desde Fundación Konex a hacer la comunicación oficial pública. Lo mismo sucede en la siguiente etapa cuando se eligen a los 20 Konex de Platino.
¿Cuáles son sus planes?
Compartir buenos momentos con mi familia y seguir trabajando mientras la salud y mi mente me lo permitan.
¿La vida cómo lo ha premiado?
Con tres hijos y cinco nietos a quienes amo profundamente. Soy consciente de que busco llevar adelante iniciativas y proyectos que hagan aportes concretos a la comunidad desde el punto de vista de la cultura y la educación. De esta manera, puedo devolver todo lo que recibí del país durante mi educación pública y mi faceta empresaria.