Estas salas, comunes en los estadios ingleses, permiten a las personas con autismo disfrutar del espectáculo deportivo al máximo
El pasado martes, un emotivo episodio salpicó al fútbol inglés en un encuentro entre Arsenal y Leeds de Copa, aunque en este caso, lo que pasó en el verde es irrelevante. Porque, al fin y al cabo, esta es una historia sobre buenas personas, sobre buenas iniciativas que dignifican a este deporte.
El fútbol suele entrar en el corazón del aficionado en su niñez. Pero el día clave, el momento en el que este deporte genera un apego imborrable en los pequeños es el primer partido que ven a su equipo en el estadio. Dave, aficionado del Arsenal desde la cuna, pensó que ante el Leeds era el encuentro idóneo para llevar a su hijo, que padece autismo, al Emirates.
Sin embargo, su retoño no se sintió cómodo en toda la primera parte; las luces y los gritos de las 50.000 gargantas que llenaban el estadio le impedían disfrutar del encuentro. «En algunos casos, la información del exterior puede llegar excesivamente ‘acumulada’ o distorsionada y resultar amenazante, irritante, inalcanzable o sencillamente agotadora para las personas con TEA (trastorno del espectro autista). Un partido de fútbol es un escenario muy proclive a provocar este tipo de reacciones en personas con TEA con alta sensibilidad sensorial. En un estadio hay luces intensas, sonidos fuertes y cambiantes, muchas personas alrededor expresando emociones intensas, gritando, conversando y muchas fuentes de distracción y dispersión atencional confluyendo», explica María Verde, psicóloga del área de Investigación y transferencia del conocimiento de la Confederación Autismo España.
En el descanso, viendo a su hijo sufrir, Dave decidió que era el momento de regresar a casa. «Cuando salimos del estadio, una steward nos preguntó por qué nos íbamos y le conté la situación. Me pidió que esperara y se puso en contacto con otra persona. Después nos introdujeron en una ‘sensory room’ donde pudimos ver el resto del partido, convirtiendo la noche en un gran recuerdo», señaló el padre tras el choque copero.
Lo ocurrido en el Emirates no tuvo gran trascendencia mediática, pero, ¿qué son y cómo llegaron las ‘sensory rooms’ a los estadios de fútbol? Principalmente, «estas salas suponen una atmósfera desde la que los y las aficionadas pueden ver el partido en vivo junto a sus acompañantes, disfrutando del directo sin los inconvenientes que para ellos/as puede suponer la sobreestimulación de las gradas. Una de las ventajas de las salas multisensoriales es que permiten controlar el ambiente y regular progresivamente los estímulos a los que se expone la persona que entra en ella. Habitualmente, suelen estar equipadas con materiales y actividades interactivas, así como iluminación regulable, y están específicamente diseñadas para que estas personas se sientan seguras y relajadas. En todo el tiempo que pasan allí tienen la oportunidad de ver el partido desde el interior de la sala a través de un cristal, y siempre que les apetezca pueden trasladarse a los asientos ordinarios», comenta la psicóloga Verde.
El precedente de esta iniciativa recae en la familia Shippey, cuyo hijo Nathan, también diagnosticado con autismo, sufrió una experiencia similar en el Stadium of Light de Sunderland en 2014. Sus padres, ante la imposibilidad de que Nathan disfrutara del fútbol en el campo de su equipo, comenzaron una campaña para que su club implantara una sala adaptada a las necesidades de su hijo en el estadio. Tras recoger más de 3.000 firmas, el Sunderland atendió sus demandas y creó la primera ‘sensory room’, sentando un precedente en las Islas. Desde entonces, muchas otras entidades, como el Manchester City, el Liverpool o el mismo Arsenal, han implantado estas salas en sus estadios. De hecho, la FIFA ha anunciado que en todos los estadios del próximo Mundial de Catar tendrán uno de estos espacios inclusivos.