“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿Quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿Qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran”, André Gide.
Es importante saber que existe este día consagrado en el mundo a celebrar a las bibliotecas.
Es por demás interesante saber que el mismo nace en 1997 para recordar cuando la histórica Biblioteca de Sarajevo fue destruida durante la guerra de los Balcanes.
La intencionalidad por la destrucción de la cultura, del saber, del conocimiento y de la memoria fue una inspiración constante de los dictadores y los fanáticos nacionalistas. La quema y destrucción de libros y la desacreditación y prescripción de autores, escritores, científicos e intelectuales aparecen sistemáticamente en medio de conflictos y guerras.
La destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, que se inscribe en esa repudiable saga, sacudió y perturbó en su momento al mundo en medio de la brutalidad de la guerra.
Había cumplido 100 años poco tiempo antes, un siglo de vida. Contenía 1.500.000 ejemplares, muchos incunables y manuscritos.
Pero lo más relevante es que atesoraba la cultura de encuentro que caracterizó por siglos la vida en Sarajevo. Allí, musulmanes, cristianos y judíos convivieron y dieron al mundo, juntos, conocimiento, artes, pensamiento. El multiculturalismo que identificó a Sarajevo por siglos estaba en la biblioteca bajo resguardo y como faro para el planeta. La locura pudo más.
La biblioteca fue reconstruida e inaugurada en 2014. Fue una decisión del gobierno de Bosnia Herzegovina con el apoyo de la Unión Europea. Fue la respuesta de la civilidad sobre la barbarie.
Este día nos debe hacer ver la importancia de los bienes culturales para la sociedad y por sobre todo que no son lugares muertos. Al contrario, en ellos yace nuestra historia como humanidad. Las bibliotecas cuidan nuestra memoria para ser honrada y ofrecen miles de oportunidades para ser aprovechadas.
Por Claudio Avruj
Director de Optimism