Apreciar y dejarse envolver por los colores siempre es una hermosa experiencia. La ciencia, a través de numerosos estudios, ha demostrado que ellos influyen en nuestros estados de ánimo.
No es por casualidad que los diseñadores de moda en post pandemia apuesten a los colores para revertir el oscurantismo que nos cubrió durante casi dos años con la tragedia del Coronavirus, el encierro y el “no” como la palabra que nos obstruyó y bloqueo cada intención creativa.
Esta introducción viene a cuento para que podamos también reconocer lo bueno de los colores que dan forma a nuestra identidad social. Celebrar la diversidad que nos distingue. Diversidad que nos permitirá dejar atrás las fragmentaciones y enfrentamientos que por prejuicios, especulaciones e intereses hoy enfrentamos y sufrimos.
Afortunadamente no somos una sociedad uniforme. No hay un solo color que nos distinga, no lo hay en nuestra piel ni en nuestra cultura, tampoco en nuestra identidad religiosa, no lo hay en nuestras raíces.
Eso nos hace dueños de una riqueza enorme, de una potencialidad sin límites.
Pensarnos y reconocernos plurales, multiculturales y diversos nos hace mejores, porque nos obliga a transitar el camino de los valores más hermosos: el del respeto mutuo, la fraternidad, de la solidaridad, la confianza, la justicia y la paz. Nos convoca a vivir en un genuina cultura de respeto a los derechos humanos.
Que gran logro fue que como sociedad pudiéramos hace años dejar atrás el concepto del Dia de la Raza por este del Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Más allá de cualquier consideración política, fue un acto de madurez cívica que debemos celebrar.
Deja atrás el viejo y equivocado concepto de Crisol de Razas con el que por décadas nos educaron. Un concepto que fue inspirado en el autoritarismo pues el crisol como recipiente recibe múltiples elementos a los que transforma y destruye generando algo nuevo, distinto donde es imposible detectar sus componentes. Quedan invisibilizados.
Por el contrario, en este nuevo tiempo hablamos de Mosaico de Identidades. Un mosaico es una obra artística elaborada de con pequeñas piezas, que brilla por la hermosura de cada una de las partes que le dan forma. Cada parte es reconocible y es importante.
El Día de la Diversidad Cultural nos convoca a recordar y estudiar la historia, educarnos y saber los hechos del pasado. Es imperioso. Pero más nos obliga a pensar en la belleza de los colores y la oportunidad que ellos nos brindan.
Nos lleva a reconocernos que somos el más lindo de los mosaicos que existe, y al hacerlo, construimos con nuestras acciones una sociedad mucho mejor. Como la que en verdad soñamos y deseamos.
Una sociedad donde el diálogo y el encuentro sea su brújula siempre.
Por Claudio Avruj
Director de Optimism