Hansel Enmanuel Domínguez, de 17 años, fue reclutado para jugar en la NCAA, torneo universitario. Una historia de resiliencia para cumplir sus sueños.
El deporte te ayuda a mantenerte al margen de muchos malos hábitos y también a superar los distintos obstáculos que la vida te pone por delante. Día tras día, los distintos deportistas nos muestran ejemplos que dejan bien en claro su constancia y resiliencia. Para ellos no hay imposibles. Esta es la historia de Hansel Domínguez.
Un crack en el básquet
Él es dominicano, tiene 17 años y acaba de recibir la invitación de una universidad de Estados Unidos para integrar su plan de estudio y, paralelamente, su equipo de básquet en la División 1 de la NCAA, el afamado campeonato de la naranja universitaria yanqui, donde se cocinan los futuros NBA.
Hansel, pese a su discapacidad física, puede volcar la pelota y meter una tapa, y tanto es así que ya viene destacándose desde la etapa colegial. El año pasado fue reclutado por la Life Christian Academy de Kissimmee (Florida), con la cual ganó el campeonato Central Florida Christian Academy State, en el cual el base/escolta de 1,93 metro sumó un promedio de 26 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias. Su destacada actuación le generó la posibilidad de llegar a la Amateur Athletic Union (AAU) con el equipo SOH Elite, del Sur de Florida.
Qué le pasó en el brazo
El dominicano presenta la falta del brazo izquierdo desde que a los 6 años se le cayó una pared encima y se lo tuvieron que amputar. Ese accidente lo privó de realizar su deporte favorito, el béisbol, pero no le cerró la puerta del básquet, al cual se dedicó y perfeccionó. Domínguez pide que no lo traten como a un ser extraño o que se tomen como extraordinarias -más allá de que lo son- sus actuaciones en la cancha. Y se apoya en su fe para desandar su camino. “Dios tiene un propósito, siempre. Estoy viviendo su misión, lo que él quiere que yo haga en esta vida. Todo lo que hago lo hago con Dios primero y por mi familia, ellos lo son todo”, dijo.
Fue a partir de esa vez que debió aguantar dos horas atrapado por los escombros antes de que lo rescatara su padre que Hansel empezó a creer en una nueva vida, ayudado por quien lo había salvado, su ejemplo además al haber sido jugador de básquet. Papá Hansel Salvador Donato dijo sobre su hijo: “Él mismo encontró el amor por el baloncesto y comenzó a darlo todo”.