Abbas Karimi utilizó el deporte para mejorar su calidad de vida. Conocé su historia.
Abbas Karimi será el único afgano que participará de los Juegos Paralímpicos en Tokio, aunque lo hará en representación del equipo de refugiados. Cuando era pequeño comenzó a practicar kickboxing para protegerse y canalizar sus emociones, pero cuando saltó por primera vez al agua, descubrió que la natación era su verdadera vocación.
Sus inicios
En Afganistán se consagró campeón en la primera competencia nacional de natación en la que participó, pero en 2013 tuvo que huir debido a las persecuciones que atentaban contra su grupo étnico. En Turquía pasó cuatro años como refugiado y luego el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) lo ayudó a trasladarse a Portland, en Estados Unidos. Allí continuó su carrera como nadador y desde entonces ganó ocho medallas.
“Cuando salté por primera vez tenía mucho miedo, pero así es como empecé. Día a día lo encontré más interesante y aprendí a nadar. A veces mis amigos y yo ni siquiera íbamos a la escuela, íbamos al río y saltamos con la ropa puesta“, contó.
Su camino con la discapacidad
Karimi nació sin brazos y por su discapacidad tuvo una infancia difícil en Kabul. La situación lo llevó a practicar el kickboxing para tratar de hacerse fuerte y defenderse en el colegio de todas las humillaciones a las que se vio sometido. Pero fue en la natación donde encontró un refugio: su hermano construyó una piscina de 25 metros para la comunidad cerca de su casa, en Kabul y fue allí donde Karimi se sumergió en el agua por primera vez.
En 2015, Mike Ivers, un exentrenador de lucha libre, lo vio en un vídeo a través de las redes sociales e hizo todo lo posible por llevarlo a Estados Unidos. Tras largas gestiones del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, el país aceptó su entrada. Allí pudo empezar a dedicarse a la natación y en 2017 ganó la medalla de plata en los 50 metros mariposa, clase S5, en el Campeonato Mundial disputado en México.
Después de mucho esfuerzo, trabajo y fuerza de voluntad, logró llegar a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021. Su participación se dio después de un entrenamiento de seis días a la semana en el Complejo Acuático de Carter, en Fort Lauderdale (Florida).
Integra el Equipo de Refugiados junto con tres sirios (el nadador Ibrahim Al Hussein, la lanzadora Alia Issa y el piragüista Anas Al Khalifa), el taekwondista de Burundi Parfait Hakizimana y el lanzador de disco iraní Shahrad Nasajpour.
Son el segundo equipo que representa a los más de 80 millones de refugiados en el mundo en unos Juegos Paralímpicos y que se amplía a seis miembros después de que en Río solo compitieran dos.