La historia de Kevin: es argentino, ingeniero en sistemas y hoy vive en Israel

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Kevin nos relata con lujo de detalle su vida: cómo llegó hasta Israel, su reflexión sobre la juventud, los viajes y mucho más.

POR EZEQUIEL FERNÁNDEZ

Innumerable cantidad de veces nuestros seres queridos adultos nos dijeron que aprovechemos la juventud y la energía que trae para que hagamos todo lo que queramos. Y Kevin no tiene duda: aprovecha cada día de su vida al máximo. De 23 años y criado en Villa Crespo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en esta charla exclusiva nos cuenta su historia de vida, una reflexión importante acerca de la juventud y su “lugar” (o lugares) en el mundo y mucho más. Un argentino estudiando en Israel… ¡Conocé su historia!

Contanos primero sobre tus estudios. ¿Qué cursaste, en dónde y con qué promedio te recibiste?

Primero, en la secundaria, estudié Informática en ORT sede Almagro. Después, cursé Ingeniería en Sistemas de Información en la UTN FRBA. En la facultad me recibí con promedio 8,67.

¿Cómo fue que decidiste o te salió la posibilidad de ir a trabajar a Israel y hace cuánto estás allá?

Fue una promesa conmigo mismo. Desde que arranqué a estudiar en la facultad supe que mi futuro no estaba en Argentina. Me comprometí a terminar la carrera lo más rápido que pude para poder irme lo antes posible. El porqué es algo que todavía estoy intentando descubrir.

Después de los 5 años de ingeniería, y como me había prometido, me puse a buscar cuáles eran las opciones que tenía para emigrar. Me tocó una época complicada para hacerlo. Alternativas había y hay un montón. Uno puede meterse en voluntariados, programas de estudio, working holidays, o hasta intentar conseguir un trabajo en otro país. El problema es que el COVID no ayudó demasiado. Las fronteras cerradas, los trámites de visas parados, vuelos que no sabes si lograrán llevarte a destino. Esto me redujo un montón las alternativas.

A todo esto, siempre estuvo latente la posibilidad de Israel. No se si como mi lugar para vivir, pero si como mi trampolín inicial hacia un futuro mucho mejor. Existen montones de planes que le permiten a los judíos de la diáspora, viajar a Israel a experimentar lo que se siente vivir ahí. Uno de ellos, Masa Tech. Un programa que le ofrece a los programadores de todo el mundo un trabajo en la industria de High-Tech de Israel por, al menos, 10 meses.

Desde Diciembre de 2019, estuve hablando con los coordinadores de dicho programa. Esa era mi única opción, pero el proceso no avanzaba. También por la pandemia.

A mediados de Marzo, me dije que eso no iba para ningún lado. Mucha gente cercana insistía con que me consiguiera un laburo con un buen sueldo de afuera para vivir tranquilo en Argentina pero yo no quería eso, sabía que mi futuro estaba afuera. Fue entonces que asumí un nuevo compromiso conmigo mismo. Me dije que a principios de Mayo yo iba a estar en Israel. Y así fue. Apliqué para un nuevo programa con el que había estado charlando en años anteriores, y en lugar de venirme a trabajar como era lo que yo quería, me vine a seguir preparándome. Conseguí una beca para un programa de estudios en Data Science en una academia que se llama Israel Tech Challenge. A mediados de Abril comencé el proceso y el 6 de Mayo a las 22:30 estaba aterrizando en Israel.

Hoy en día es moneda corriente que los jóvenes quieran irse a estudiar o a vivir afuera. ¿Qué opinión tenés acerca de eso?

Creo que es algo muy personal de cada uno, aunque también una cuestión cultural. Más allá de la situación particular que se vive en Argentina, yo me considero una persona muy curiosa e inquieta, y pienso que el mundo es demasiado grande como para quedarme siempre en el mismo lugar. Ya de por si no nos alcanzaría la vida entera para descubrir todo lo que el mundo tiene para ofrecer. El tiempo es finito, más de lo que creemos y la vida pasa demasiado rápido como para no disfrutarla. En mi opinión, vivimos en una época donde no hay fronteras, límites, ni distancias. La tecnología está eliminando todo esto al mismo tiempo que abre un mundo lleno de nuevas oportunidades. Pienso que no hay nada malo en que uno quiera irse. Tal vez sea por curiosidad, por intentar algo nuevo o por el deseo de algo mejor. Lo importante es ser agradecido con el lugar que te vio nacer y te dio la posibilidad de desarrollarte. No hay que irse enojado, nunca. Lo peor que puede pasar, es tener que volver a casa.

¿Fue fácil tomar la decisión de irte a trabajar a Israel?

Pasó todo muy rápido pero no fácil. Desde que empezó a tomar forma hasta que viajé pasaron 3 semanas, 4 a lo sumo. Si bien es algo que tenía en mente hace mucho tiempo, no me pareció fácil dejar mi familia, mis cosas, mis amigos, mis lugares. Uno se acostumbra rápido a la nuevo pero una cosa es pensar en irte y otra muy distinta es hacerlo realmente.

¿Tenés pensado volver a Argentina en algún momento?

Me encantaría volver siempre que pueda. Está la frase de que “uno no se da cuenta lo que tiene hasta que lo pierde” y algo así me pasó con Argentina. Dejando de lado, de nuevo, la situación política, económica, social o cualquier otro aspecto que se te pueda llegar a ocurrir, Argentina es un lugar precioso que prácticamente no conozco. Lo bueno es que es mi casa y me haría muy feliz volver a casa como si fuera un turista más.

¿Creés que todos los jóvenes deben tener experiencias en el exterior que sean enriquecedoras y conocer nuevas culturas? En la medida en que puedan, obvio…

Yo voy 3 meses nada más y es mi primera experiencia de este estilo. Igualmente, diría que sí. Que en la medida que sea posible, uno tiene que darse la posibilidad de experimentar algo de este estilo. Más allá de un trabajo mejor, la posibilidad de ahorrar en una moneda más fuerte, un nuevo certificado profesional o un álbum nuevo lleno de fotos para Instagram, creo que no hay situación que involucre un mayor crecimiento personal que este tipo de experiencias.

No es fácil salir de tu zona de confort y menos cuando esto involucra pasar a contar sólo con vos mismo. Valerte por tu cuenta en un lugar que te es ajeno, con gente que no conoces y una cultura a la que no estás a costumbrado. Desde ahí, sólo queda espacio de mejora personal. Uno crece a pasos agigantados. Aprendemos a conocernos, a estar mejor con nosotros mismos. Eso ya es más que suficiente para que el viajar valga la pena.

En estos meses que estuviste, ¿Qué nos podés contar de la vida en Israel?

Veo, principalmente, una diferencia enorme en cuanto al ritmo de vida. Yo vengo de Capital y, así y todo, siento que la vida en Israel va mucho más rápido que la de Argentina en general. Es raro de explicarlo, es más un sentimiento que se puede experimentar en el día a día. Todo es ya, ahora, urgente y los días vuelan. Se pasan como si nada.

Creo que está relacionado con el crecimiento constante que hay en la sociedad. Es un país que avanza a pasos agigantados. Todo es crecimiento, todo es progreso y el país no te pregunta si estás dispuesto a seguirlo en esa vorágine. Él avanza y, a veces, si no avanzas con el te lleva por delante.
Por otro lado, noté una similitud interesante con Argentina. La hermandad, esa idea de que nadie te va a dejar tirado en tu peor momento. Aunque hoy tal vez se vea lo contrario desde afuera, creo que el argentino es muy de ayudar al que realmente lo necesita y acá pasa algo muy parecido.


¿Te ponés metas en tu vida?

Siempre que puedo. Soy una persona organizada, me gusta el orden y tener control sobre lo que hago y como lo hago. No hace mucho, me di cuenta que no sólo era importante saber qué hacer sino también el porqué lo hacía. Es ahí donde me di cuenta que los objetivos son importantes. Son un norte. Obvio que puede haber desvíos. Es más, creo que sería raro que no los hubiera, pero ahora siento que se hacia donde quiero llegar porque tengo esa meta clara en el horizonte.


Dicen que viajar es el único gasto que te hace más rico… ¿Creés que para la juventud de hoy no hay un lugar específico para vivir, sino que el mundo en general es su lugar?

Yo lo veo más como una inversión en vos mismo que como un gasto. Si el objetivo de tu viaje es completamente financiero, hay oportunidades para que puedas salir mejor parado de lo que entraste. No siempre, pero creo que es una posibilidad que, igualmente, depende de un montón de factores tanto internos como externos de la persona que lo hace. Lo que si daría por sentado es que personalmente nos hace más ricos. Nos llena de una riqueza interna que veo difícil de conseguir en otro lado. Nos obligamos a salir de nuestra zona de confort y a expandir nuestro círculo de influencia.

Creo que si bien ya no estamos atados a un único lugar, no podría generalizarlo y decir que el mundo es el lugar para todos los jóvenes. No porque el mundo nos cierre sus puertas, sino porque pienso que no todos los jóvenes lo sienten como una necesidad. Si bien puede verse como un privilegio el hecho de poder afrontar ese nuevo estilo de vida, la valentía también tiene un rol importante. Cuesta dar el primer paso hacia una vida más nómada. También, para mi, depende mucho de que tan a gusto te sientas en el lugar en el que estas. Algunos tendrán un deseo más intenso por explorar lo que el mundo tiene para ofrecer, otros buscarán encontrar un lugar que los haga sentirse más completos y a gusto, otros tendrán otras razones, pero para todas esas personas que lo anhelan, el mundo nos recibirá con los brazos abiertos.

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