POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Guillermo Pitarch es el director de la Iglesia de los de los Santos de los Últimos Días, institución reconocida internacionalmente. Su sede local está ubicada en San Justo, Provincia de Buenos Aires.
Justamente, una de sus convicciones es trabajar solidariamente y vienen de hacer una donación millonaria a nivel mundial de alimentos.
En una charla a fondo con Optimism, Pitarch nos comparte la misión que tienen, y su mensaje en tiempos de violencia y crisis.
– Para quienes no conocen la historia, ¿cómo llegaste a ser el director de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días?
Primero hay que considerar que he sido miembro durante toda la vida, así que mi fe en Jesucristo y mi compromiso me llevaron a recibir por inspiración muchas responsabilidades como Santo de los Últimos Días. De acuerdo con nuestra fe, nuestro Padre Celestial nos llama a trabajar en las distintas asignaciones para la realización de su obra. Nuestra función es laica, temporal y sólo con remuneración en bendiciones. Los miembros fieles son llamados a sus funciones, relevados a su tiempo y nuevamente asignados a otras funciones, de esa manera el propósito esencial es servir.
– ¿Cuál es tu rol y el de la Iglesia?
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene por objetivo esencial llamar a todos a venir a Cristo, enseñar su evangelio y proporcionar la oportunidad de salvar las almas de aquellos que estén dispuestos a seguir al Salvador a través de sus ordenanzas sagradas. Cada miembro tiene el rol de ser fiel a los mandamientos del Señor, cumplir con sus responsabilidades como miembro, y tener siempre presente los dos grandes mandamientos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
– Vienen de hacer una donación millonaria a nivel mundial, ¿cómo trabajan los fondos, y qué sensación genera poder ayudar de ese modo?
Los fondos de la Iglesia surgen como consecuencia de la observación fiel de los miembros en la dedicación de entregar los diezmos y las ofrendas para que estos sirvan a los propósitos de todo tipo, incluso la ayuda humanitaria. El respeto del uso de tales fondos es sagrado, se observan todos los recaudos de respeto a las normas sagradas y los análisis pertinentes para dar ayuda y sostén a la Iglesia. Para nosotros contribuir al sostén a través de los donativos mencionados, es, además de un mandamiento, una satisfacción individual. En la Iglesia velamos por los necesitados con diversos programas que nos cuidan y asisten permanentemente a través del Sacerdocio en acción y la colaboración de los hombres y mujeres que lideran las organizaciones.
– ¿Cuál es el próximo objetivo?
En principio los objetivos de la Iglesia son generales y permanentes. Tales están orientados a ayudar a las personas a alcanzar su máximo potencial espiritual. Entre los más significativos están: colaborar con las necesidades alrededor del mundo por cuestiones de siniestros y catástrofes naturales, construir templos para llevar a cabo las ordenanzas sagradas, continuar con la expansión misional a través de nuestros misioneros, generar programas de estudio para miles de jóvenes puedan alcanzar sus mejores niveles de estudio, y seguir tratando de hacer el bien de todas las formas dignas posibles con la idea de ser respetuosos, trabajadores, honestos y proyectar una buena reputación basada en valores sagrados.
– ¿Cómo ves la religiosidad actual en el mundo y en Argentina?
Las últimas estadísticas señalan un decrecimiento en la predisposición de las personas a asumir responsabilidades religiosas. Algunas razones tienen que ver con nuevos paradigmas respecto de la forma de vivir en la modernidad. Sin perjuicio de ello, esto no implica que no haya una necesidad genuina de llevar una vida con espiritualidad. En el caso específico de nuestra Iglesia hay un aumento constante que se ve reflejado en el número de miembros. Por otra parte, ha aumentado significativamente la unidad interreligiosa que se expresa por medio de la unión respetuosa de las distintas congregaciones y se llevan a cabo reuniones con el propósito de fortalecer la libertad religiosa en todos los ámbitos. Esto demuestra que hay una fuerza importante en el objetivo de consolidar el valor de la fe religiosa basado en la libertad de conciencia de los seres humanos.
– ¿Querés dejar un mensaje para la gente en este tiempo de violencia y crisis?
El mensaje práctico que podemos dejar puede exponerse en distintos ámbitos. Contra la fuerza imponente de la situación social, las guerras, el consumismo, la decadencia moral, las costumbres relajadas, la corrupción imperante, podemos proyectar algunos puntos esperanzadores. A las familias, pedirles que se concentren en los valores más importantes, el sentido de compromiso, el respeto y el ejemplo hacia sus hijos, proyectar todo aquello que sea virtuoso. Entre los padres, generar una buena comunicación, aún es posible, dejar la tecnología y volver a lo simple, la conversación amena, respetuosa sobre la base del ejemplo. A los más jóvenes, ayudarlos a comprender: quiénes son, de dónde vienen y hacia dónde van, buscar inculcar el extraordinario valor de ser confiables, el respeto por el trabajo y el esfuerzo y seguir sus metas con verdadera dedicación. En este tiempo gozamos de los beneficios más extraordinarios respecto de todas las épocas de la historia, sería un verdadero pecado desaprovecharlos.