Su sueño de representar a Argentina está cada vez más cerca, aunque aún le falta dinero para costear el viaje. Su historia y cómo ayudar.
Jonatan Mattos sueña desde muy chico con ser atleta de alto rendimiento. Aunque el parabádminton (el bádminton adaptado para talla baja) no era un deporte que le interesara, este amante del fútbol, que tiene Síndrome de Acondroplasia, se animó a practicarlo hace cuatro años sin imaginar que le cambiaría la vida. Hasta ese momento jugaba fútbol de talla baja, pero este deporte no le daba la posibilidad de competir con la exigencia que él deseaba. En 2018, participó de torneos en Perú con el equipo, en el que era delantero y conoció a un jugador de su actual disciplina.
Lo que más lo sedujo es que ese deporte adaptado para deportistas de talla baja tenía torneos internacionales como los Panamericanos y además un Mundial. Al regresar de Lima buscó dónde jugarlo y lo encontró en su propia localidad. “Desde que lo comencé me sorprendió el nivel de competitividad que tiene y la posibilidad de llegar a importantes certámenes. Eso me motiva mucho”, asegura.
Comenzó a entrenarse con esmero y, sin darse cuenta, a escalar en el ranking. Tanto así que en solo cuatro años, logró clasificar para el Mundial de Bádminton que se realizará entre el 1 y 6 de noviembre en la ciudad de Tokio, Japón al que llega la Argentina por primera vez con dos representantes, Jonatan y su compañera en dobles. Pero no puede reunir el dinero para costear los gastos.
Hace una semana, y como aliento por esa clasificación al certamen que se disputará en noviembre en Japón, el Consejo Deliberante de Florencio Varela le dio una mención en reconocimiento al merito y constancia en el deporte que desempeña. “Intento siempre dar lo mejor y romper las barreras de la discapacidad y visibilizando que no hay imposibles y que todo lo que nos proponemos lo podemos lograr. Hoy estoy clasificado al mundial y voy hacer hasta el ultimo esfuerzo para poder lograr el objetivo: mi sueño de competir en un mundial”, dijo. Pese al diploma, el joven aún no recibió ayuda del municipio que también representará si es que logra juntar dinero para el viaje.
Su propio mundial
Apenas puede dormir. Cuando intenta cerrar los ojos para conciliar el sueño, se imagina haciendo sus golpes en la cancha de Tokio y sonríe solo, pero luego lo carcome la gran duda: ¿podré viajar?
Jonatan clasificó por mérito propio: los puntos obtenidos en torneos anteriores fueron suficientes para estar allí, pero debe costear el viaje aéreo, estadía e inserción, para el mundial. “Estuve buscando donativos o sponsors que puedan patrocinarme”, dice el medallista panamericano que anhela “representar la bandera argentina”, dice y cuenta que hasta el momento, logró recaudar 200 mil pesos y necesita 800 mil más, según sus cálculos. Esta situación la vivió en abril cuando estuvo en la misma búsqueda de cara al Open Internacional de Sao Paulo, porque como atleta de parabádminton, no recibe ayuda de ningún organismo público.
Para el hombre de 30 años, nada fue simple: nació con Síndrome de Acondroplasia y a los 10 años tuvo una operación de tibia y peroné que “suelen hacerle a todas las personas de talla baja”. “Mi ilusión siempre fue jugar al fútbol, a la pelota, pero bueno luego de una operación tan costosa y en el año 2001, a mi familia le dio mucho miedo porque si me lastimaba corría el riesgo de quedar sensible y el temor de romperme algún hueso estaba latente. Por eso nunca pude jugar de manera competitiva. En 2012 arranqué la universidad y empecé a jugar y entrenar con el equipo universitario convencional de fútbol 11 y entonces fue cuando sentí el gusto a la competencia”, recuerda el licenciado en Administración de Empresas.
“Con mi condición alternaba y jugaba en los partidos ya estaba medio liquidados, pero los chicos me hacían sentir parte de plantel y entrenaba con la misma exigencia y el mismo nivel que un jugador convencional. Yo me exigía al máximo. En 2015 conocí la selección de fútbol adaptado y me sumé como delantero. Me iba bien e hice goles que significaron triunfos importantes para el equipo, pese a eso la actividad no tenía el nivel competitivo que buscaba porque no tenía mucho desarrollo a nivel internacional”.
A los dos años, llega a competir a Perú y conoció a otro futbolista que practicaba parabádminton. Al año siguiente, un amigo de Córdoba le insistió para que lo practicara y en marzo de 2018 estaba entrenándose en su localidad y en junio de ese mismo año comenzó a competir.
“Empecé a sentir pasión por este deporte. Para noviembre del 2018 tuve la oportunidad de competir en un Panamericano y como la cosa se estaba poniendo más seria el entrenador me pidió que decidiera con cuál deporte me quedaba, porque seguía con fútbol. Y me quedé con este”.
A Joni, así le dicen sus amigos, le fue bien en el Panamericano: logró una medalla y cosechó otras medallas en el Sudamericano. En 2019, fue medalla de plata en single y dobles en Guayaquil. Este año, lo arrancó como invitado por la Federación Panamericana a un torneo de San Pablo que se disputó en abril. El torneo daba chances para entrar al Mundial, y en agosto le confirmaron que estaba clasificado para participar del evento en Tokio gracias a su puntaje.
“Ir al Mundial también da la posibilidad de tener una plaza en el Panamericano de Santiago 2023, sueño con eso”, confía y se esperanza: “Solo espero tener la posibilidad de poder cumplir la ilusión de disputar un Mundial. Para lograrlo entreno todos los días dos veces, en la actividad y en gimnasio. Además, comencé a hacer colectas por redes sociales y rifas de las que sale el dinero para poder costear este viaje. Un Juego Olímpico, un Juego Paralímpico o Mundial es el sueño de todo atleta. Trabajamos todos los días para que nuestros sueños se hagan realidad. Sé que es muy difícil lo que deseo, pero confío en que lo voy a lograr”.
FUENTE: INFOBAE