POR FERNANDA DI BENEDETTO
En el marco del Día Internacional de la Mujer, la ONU propone pensar el rol de la mujer en espacios de liderazgo en un mundo igualitario y atravesado por el COVID-19.
Virginia Satir, reconocida psicoterapeuta estadounidense del siglo XX, dijo una vez: “No podemos dejar que las percepciones limitadas de los demás terminen definiéndonos”. Cada espacio conquistado por las mujeres desde la toma de conciencia de esta premisa, sucedió por romper con las limitaciones impuestas por una sociedad patriarcal.
Este 8M, ONU Mujeres invita a repensar nuestro rol en posiciones de liderazgo en pos de un mundo igualitario, despojado de estigmas, estereotipos y violencias, en el que el género no sea una imposición ni un condicionante, ni se use para poner en duda las capacidades de una persona.
Con el fin de lograr este objetivo, esta temática sostiene que el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones, y por eso, celebra los enormes esfuerzos realizados por mujeres y niñas de todo el mundo a la hora de definir un futuro más igualitario y la recuperación ante la pandemia de COVID-19, además de señalar las deficiencias que persisten.
Según un informe publicado por la ONU, las mujeres siguen sin tener suficiente representación en la vida pública y la toma de decisiones, habiendo sólo jefas de Estado o de gobierno en 22 países, y ocupando únicamente el 24,9 por ciento en el parlamento. A este ritmo, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.
En cuanto a la lucha contra el COVID-19, las mujeres se encuentran al frente, ya sea como trabajadoras del sector de la salud paliando las consecuencias más atroces, o como científicas, en busca de una solución que lo erradique; no obstante, ganan un 11 por ciento menos globalmente en comparación con sus colegas masculinos.
Es de destacar que, según pudo recabar la Organización, varias de las respuestas más eficientes y ejemplares ante la pandemia fueron dirigidas por mujeres, y que “las mujeres, especialmente las jóvenes, son quienes organizan movimientos diversos e inclusivos en línea y en la calle a favor de la justicia social y la igualdad o la lucha contra el cambio climático en todas partes del mundo”. Sin embargo, señala, “las mujeres de menos de 30 años de edad representan menos del 1 por ciento de los parlamentarios a escala mundial”.
Majo Corvalán es una periodista feminista miembro de la Asociación por los Derechos de las Mujeres (ADEM), una organización que vela por el cumplimiento de estos derechos realizando direfentes acciones, como campañas de sensibilización, talleres de formación e información con perspectiva de género, acompañamiento, diseños de políticas públicas, entre otras.
En diálogo con Majo, comenta que desde la asociación, articulan la labor con todas las instituciones y entidades de los Estados, haciendo los reclamos correspondientes o proponiendo proyectos que solucionen ciertas problemáticas, a la vez que integran en la Organización de los Estados Americanos (OEA) la coalición de Derechos Humanos de las mujeres, desde la cual “las organizaciones de la sociedad civil participamos para hacer incidencia política y que estos organismos luego recomienden medidas a los distintos estados que son parte de estos organismos internacionales, para que se aplican políticas públicas que tiendan a la igualdad y a la ampliación y garantización de los derechos de todas las mujeres”.
“También participamos del grupo de Foro de Países en la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), organizándonos con otras entidades de la sociedad civil de todos los países de la región latinoamérica y el Caribe para poder hacer incidencias éticas en la ONU”, añade.
“¿De qué hablamos cuando hablamos de liderazgos?” es la pregunta que se hace Majo en relación a la temática del 8M 2021 que propone la ONU, anticipando que le parece importante que se enfatice en este tema en particular. “Hablamos de mujeres que son escuchadas, que acceden espacios de toma de decisión, y que esas decisiones generan una transformación social en el ámbito en que se desarrollan”, explica, añadiendo que “acá podemos distinguir las mujeres que están en espacios de poder o de toma de decisión en los Estados, y podemos distinguir también a las lideresas de las organizaciones no gubernamentales, que están dedicando su esfuerzo para lograr transformar y aportar a través de construcción de contenidos, investigaciones y diseño de proyectos para políticas públicas, aplicables a distintas comunidades, para lograr esta transformación que buscamos qué es la de la igualdad”.
Sin desviar el foco de atención, Majo señala que aún lidiamos con ciertas problemáticas que representan palos en la rueda a la hora de tomar el liderazgo cómo mujeres. “Tenemos problemas estructurales en toda la región de latinoamérica y el Caribe que tienen que ver con prioridades y urgencias, por ejemplo la violencia por razón de género, que no tiene respuesta Estatal, y su máxima expresión de la violencia que son los femicidios sucede cada 20 horas”, sostiene.
Con respecto a la violencia económica y patrimonial, comenta que “nos encontramos que el 67% de las mujeres son jefas de hogar, viven solas con sus hijos e hijas y no reciben la cuota alimentaria”, significando esto un impedimento para ejercer una posición de liderazgo que podría empezar en el hogar, pero muchas veces se ve imposibilitado por la desigualdad.
“Para poder cuidar y para poder ser líderes tenemos que estar vivas”, sostiene la periodista, y concluye invitando a reflexionar sobre “Cuál es el liderazgo que necesitamos de esas mujeres, cómo van a desarrollar ese liderazgo y cuánto con ese liderazgo van a transformar”, proponiendo profundizar y extender el debate.
